viernes, diciembre 22, 2006

La muerte de Saparmurat Niazov o Saparmurat Atayévich Niyazov o del Turcmenbashi

Saparmurat Niazov nació el 19 de febrero de 1940 en Asjchabad ó Aşgabat, capital de Turcmenistán, ciudad situada en un oasis del desierto de Kara Kum a los pies de las montañas de Kopet Dag.

Era huérfano, su papá murió combatiendo a los alemanes -al régimen nacional socialista- durante la II Guerra Mundial y su mamá y el resto de su familia murió en un terremoto el año 1948.

Estudió ingeniería en Rusia, en Lenigrado que hoy ha vuelto a llamarse San Petersburgo y no burgo (en el sentido de ciudad) de Lenin. Y ya en aquel entonces ingresó al Partido comunista.

En 1985 alcanzó la cúspide de su carrera política, convirtiéndose en el jefe de gobierno turcmeno, esto, antes de la desmembración de la Unión Soviética. De manera que Saparmurat Atayévich Niyazov -como se llama ahora, después de haber adoptado el alfabeto turco-latino o latino turcómano- era ya jefe de su país durante la época soviética.

En 1991, apoyó el golpe de estado en contra de Gorbachov, que tenía por objeto hacer retroceder el reloj de la historia y dejar sin efecto las reformas impulsadas desde el mismísimo Kremlin.

El fracaso -¡menos mal!- del putsch aceleró el proceso de desmembración de la URSS y condujo a la independencia de Turcmenistán. Lo que no se tradujo en su democratización, como ha ocurrido afortunadamente en otros estados, como los del Báltico -hoy incorporados a la Unión Europea- o Ucrania. O, con ciertas reservas, Georgia.

El 28 de diciembre de 1999 fue elegido dictador vitalicio. Era presidente del Consejo de Estado, formado por los ministros, los parlamentarios y los jueces, en otras palabras, de división de poderes... no se escuchó nunca nada.

Niyazov no sólo no dejó el poder, sino que se convirtió en el presidente de Turcmenistán. Y no abandonó el mando hasta hoy. Hasta el 21 de diciembre pasado, en que el inmortal, murió.

No se sabe quién lo sucederá. Es probable que lo suceda su hijo Murat (39 años).

De no ser así, es posible que el país se vea sumido en el caos y Rusia decida intervenir. Es probable que los diferentes clanes del país intenten hacerse del poder. La lucha por lograrlo desestabilizaría a Asia Central. Y esto es peligroso, no sólo por el abastecimiento de energía a Europa Occidental, sino también porque limita con Irán.





Turcmenistán es el quinto país del mundo en reservas de gas. Cuenta también con reservas de petróleo en abundancia. Vive de ello y de la producción de algodón. Sin embargo, se calcula que un 58% de su los cinco millones de turcmenos sobrevive en la pobreza.

Gazprom compra a Turcmenistán anualmente cien mil millones de metros cúbicos de gas que luego vende a Europa occidental. Uno de los escenarios posibles -aunque poco probables- es que el sucesor del padre de los turcmenos -quien quiera que sea- decida rescindir el contrato con la empresa rusa y cerrar contratos directamente con la Unión Europea. Probablemente a un precio mayor al que vende a los rusos.

La figura de Niyazov era tan grande, fuerte y poderosa que no dejó espacio para el surgimiento de una élite, ni de nadie más que pudiese hacerle la competencia al Turcmenbashi o Padre de todos los turcmenos, como se autodenominó a sí mismo.

El Turcmenbashi escribió la Ruhnama o Libro del espíritu, publicado completamente el 2001 (es que tiene varios capítulos, en internet, está en inglés, por si alguien quiere leerlo). Una suerte de autobiografía, de ficción histórica y de guía espiritual, texto de estudio obligatorio en todos los colegios del país. El único libro que han leído no pocos turcmenos.




El día sábado que no se llama así, sino que el Turcmenbashi le cambió el nombre a Ruh Gun, esto es el día en que se debe leer el Libro por él escrito. (El que se ve aquí arriba y además, aparece en versión gigante en el video al final de este artículo).

También rebautizó los meses del año, enero se llama precisamente Turcmenbashi. Al igual que una ciudad en el Mar Cáspico y hasta un meteorito. El mes de abril, se denomina Gurbansoltaneje, en honor a su mamá (en la capital,entre las muchas estatuas, hay una en que su mamá lo está amamantando). Septiembre se llama Ruhnama, dedicado a su libro.

La DaimlerChrysler pagó la traducción del Libro del espíritu al alemán. No hay que ser muy suspicaz para pensar en que éste sería un caso para Transparency International.

Hay que tener presente que el país cuenta con un 40% de población de menos de catorce años (¡algo que en Europa no nos podemos ni siquiera imaginar!).

Se supone que es el libro que más influencia ha tenido en la generación joven, tal como los escritos de Lenin eran conocidos por sus padres y abuelos. Ya van tres generaciones en que los turcmenos no han conocido algo distinto.

En Turcmenistán no hay ni ha habido nunca prensa libre. Todos los periódicos, al igual que las emisoras, son estatales. La prensa extranjera está prohibida, incluso la prensa rusa.

La radio rusa Mayak fue prohibida. La única radio no controlada por el estado, Liberty's Turkmen, sólo se puede escuchar a través de la onda corta. Como se pueden imaginar, está prohibido hacerlo.

El control de la información es tan grande y ridículo que, en mayo del 2004, se prohibió a los médicos diagnosticar e informar de enfermedades infecciosas, como el cólera, la disentería, el sarampión, la tuberculosis y la hepatitis. En junio de ese año, se desató en dos regiones una epidemia que llevó a la muerte a siete personas, hecho que fue declarado secreto de estado. Es muy probable que hayan sucedido muchos otros episodios similares, de los que en el Mundo libre no tenemos idea.

Para nosotros en Alemania, Niyazov era muy conocido, porque volaba a München por sus dolencia cardiacas (que, a diferencia de muchos líderes del socialismo real, no ocultaba) donde incluso fue operado. Desconfiaba de los médicos turcmenos.

Otra de las medidas del padre de los turcmenos fue reducir los años de escolaridad, de 11 a nueve. Y los de universidad, de cinco a dos. De acuerdo a los rankings internacionales, el nivel de instrucción es muy bajo en Turcmenistán.

La represión de los opositores fue inmisericorde. No hay ninguna organización de derechos humanos, ni tampoco ninguna ONG operando en el país. El stalinismo ha sobrevivido todo este tiempo en Turcmenistán, el padre de todos los turcmenos se ha encargado de que no muera.

La limpieza racial se ensañó con los miembros de etnias minoritarias. Se dice que, incluso con los rusos. En el país viven un 85% de turcmenos y el resto, fundamentalmente rusos y usbecos.

El culto a la personalidad del Padre de los turmenos caracterizó todo su período, como el de otros líderes del socialismo real. En cada ciudad del país hay estatuas del líder de los turcmenos. En Aşgabat, la capital, hay una estatua dorada, que tiene un mecanismo para que la faz del caudillo mire siempre hacia el sol (la estatua aparece en el video al final de este artículo).

Sería cómico, sino fuera porque es triste. Si a los turcmenos no les va peor es debido a que Dios, perdón la naturaleza, decidió dotar a este país de hidrocarburos, gas y petróleo, con el precio que gozan en el mercado internacional, no es raro que el Turcmenbashi haya convertido a su capital en una ciudad de lujosas construcciones, rodeada de pobreza.

Turcmenistán, pese a todo es miembro de las Naciones Unidas, de la CIS (Commonwealth of Independent, que reúne a la mayor parte de las ex-repúblicas socialistas soviéticas) y de la OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development).

2 comentarios:

cristian dijo...

Y algunos califican al General Pinochet de tirano y celebran su muerte con champaña, el mismo que entregò el poder tras perder una elección
fijada por él mismo.
Si es comunista, ningún dictador merece tal calificativo, según el progresismo internacional.
Un triunfo más de Gramsci.

Anónimo dijo...

Excelente Marta! Estos turcos parece que tienen poco que ver con los otros turcos.