
Juan Carlos Salinas Cortez
Una vez más las regiones que componen Bolivia salieron a medir fuerzas. El oriente conformado por los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, más un departamento que no es oriental pero que apoya a estos, Tarija, paralizaron toda actividad. Reclaman que las eleboración de la nueva Constitución boliviana se realice con el voto de dos tercios de los constituyentes, es decir con casi un 75% de acuerdo, y no como pretende realizar el Ejecutivo con una mayoría simple, que sería el 50%. Ante este panorama las otras regiones de Bolivia. La Paz, Potosí, Oruro, Sucre y en menor medida Cochabamba le dijeron no al paro de ayer primero de diciembre.
Paros. Manifestaciones. Huelgas de hambre. Son las estratégias de una y otra región que ve en la otra a su enemigo. Un síntoma que a la larga no hará bien al país, un país que necesita trabajar, producir y crecer. Que no puede seguir en el fango de las diferencias regionales. Es necesario que desde el Ejecutivo se encuentre la manera de llegar a un acuerdo con los departamentos orientales, pero también es justo que estos se habrán el diálogo y miren más allá de sus fronteras.
Es cierto que esta región el oriente boliviano es el actual motor económico del país, pues a defenderlo, a protegerlo y a impulsarlo. Eso sin olvidar que es imperativo que los sectores marginados de una vez por todas obtengan un espacio laborl, social y económico. Porque si no es así continuaran las peleas regionales que tanto mal hacen a mi querida Bolivia.
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