miércoles, diciembre 16, 2009

El enigma Mujica y las perspectivas del nuevo gobierno


Le agradezco mucho a LoboGris de Lothlórien, por habernos regalado este artículo, sobre la tituación en Uruguay, aparecido originalmente en su blog, El enigma Mujica y las perspectivas del nuevo gobierno

Agradezco a Wikimedia la bandera uruguaya.

Que copio a continuación:

Lo más curioso de José Mujica es su capacidad de atraer seguidores de todo el espectro ideológico y aún así convencer a cada uno de ellos que sus ideas serán las representadas en su gobierno. Conozco mucha gente que votó a Mujica creyendo en que nos dirige a Venezuela (entre ellos, mis familiares más cercanos, yo soy la oveja negra, o el lobo negro mejor dicho, y con orgullo). Conozco gente que lo votó creyendo que su dirección va a ser una modernización modesta del estado, y en general, más de lo mismo de este gobierno, que le resultó aceptable. Conozco gente que no sabe bien por qué lo votó. Hay gente que lo votó porque lo consideró la alternativa menos peor. No conozco a nadie que lo haya votado pensando en Nueva Zelanda, supongo que en parte porque para los que conocemos el modelo neozelandés, es la alternativa menos creíble aunque se haya manejado también esa idea en la campaña, y en parte porque para los que no lo conocen, justamente por eso, porque no lo conocen.

Lo cierto es que alguien está siendo engañado. Personalmente creo que los más engañados son los que creen que un gobierno de Mujica va a radicalizar el gobierno y digirlo progresivamente hacia la farsa del socialismo del siglo XXI. No estoy seguro siquiera haber oído en ninguno de sus discursos que el socialismo es su idea, aunque buena parte de sus votantes, que ven en su candidato lo que quieren ver, así lo crean. Pienso en cambio, junto con el autor de este post, que una mejor aproximación al pensamiento de Mujica es, si bien con ideas muy desordenadas, el que se expresa en Pepe Coloquios, más el que se está mostrando en las dos semanas que van desde las elecciones. Mujica parece mirar más hacia el capitalismo y hacia la reforma del estado que hacia el socialismo. Las referencias a Nueva Zelanda se repiten. También se repiten curiosas expresiones, que aplaudimos pero que no son las que se esperaban de él precisamente. Que se termina la cultura del reclamo, que lo que los ciudadanos pagan al estado se vea reflejado en la calidad de sus servicios, que en su gobierno no va a haber "cebo", y algunas cosas más.

De todas formas creo que lo de Nueva Zelanda es demasiado radical para que sea posible, y no estoy seguro de que el propio Mujica esté consciente del alcance de la "revolución" neozelandesa, uno de los capitalismos más genuinos del planeta y una de las repúblicas mejor logradas (en honor a la verdad, es una monarquía parlamentaria, la jefatura del estado corresponde a la corona británica, pero representa los valores republicanos liberales mucho mejor que sociedades como la nuestra).

Fuera de eso veo algunos problemas. Más allá de las intenciones de Mujica, hay mucha gente en el frente amplio que debería estar en Asamblea Popular, y muchos de la "barra del pepe" y los que se aliaron con él en la campaña están entre ellos. Ellos van a seguir reclamando socialismo y, junto con los sindicatos públicos van a ser un fuerte obstáculo a toda reforma.

Por supuesto, se cuenta con la ventaja de que en boca del pepe, y a oidos de la mayor parte de sus seguidores, todo lo que dice el pepe es hacer izquierda. Si lo mismo hubiera dicho o intentado hacer la oposición de haber ganado, las acusaciones de neoliberalismo se hubieran disparado a discreción y en masa desde el propio frente amplio, desde sus seguidores y desde los sindicatos.

Por el momento mantengo un optimismo reservado, tal vez más producto de mis deseos. Sinceramente me cuesta creer que el frente amplio sea capaz de llevar adelante esa clase de transformaciones, más teniendo en cuenta la lamentable experiencia de la intendencia de montevideo durante 20 años. Pero tal vez la fé ciega de los frentistas en que todo lo que hace el frente amplio está bien, aunque haga desastres, y que todo lo que está bien es gracias al frente amplio, aunque en realidad haya cosechado la siembra de los gobiernos anteriores, y éste en gran medida haya hecho lo mismo que venían haciendo los otros, esta vez de la mano de Mujica pueda conducirse hacia una necesaria transformación. Y si no, al menos la cabeza de la gente de izquierda va a seguir cambiando.

Eso no significa que me sienta cómodo con esta forma de hacer política, y que ésta no pueda ser en el futuro la puerta hacia una involución. No me gusta nada que gobierne la fé, el irracionalismo. Así como a veces las masas son conducidas por medio de la fé hacia una mejora, la misma arma puede utilizarse para cometer los peores desastres sin que aquellas se den por enteradas, aunque la destrucción ocurra frente a sus narices. Hoy tal vez tuvimos la relativa suerte que quien resultó electo fue José Mujica. Pero perfectamente pudo haber sido un Chávez. Y es por eso que aunque las transformaciones en la gestión del estado vayan por buen camino (y eso aún está por verse), hay cosas que van mucho más allá. Y si bien mi ideología me hace ver mucho más lejos, es necesario por lo menos alcanzar el estatus de república, de la cual sólo tenemos el nombre.

El nuevo gobierno se va a enfrentar a problemas económicos importantes. Estamos 40% más endeudados que hace cinco años (ver mi artículo sobre el tema) y no se puede seguir sosteniendo el mismo ritmo de endeudamiento. Los gastos del estado se han más que duplicado (con doble recaudación estamos más endeudados). No se esperan los niveles de crecimiento que hemos tenido en estos cinco años, y va a haber que apretar el cinturón en el estado aunque se haya hecho campaña contra la motosierra.

En cuanto a factores externos, la explosión de liquidez global va a tener su fin en poco tiempo, a medida que avance la inflación global y los bancos centrales empiecen a subir sus tasas de interés. Esto va a tener un impacto directo en el crecimiento, pero que también nos va a afectar de forma indirecta a través principalmente de Argentina, que va a entrar en una severa crisis, y que por experiencia sabemos cuánto nos afecta a nosotros. Si bien nuestras políticas monetarias fueron relativamente buenas, la política fiscal fue mala. Y en Argentina, ambas políticas fueron pésimas. Aunque con Brasil, que ha hecho los deberes mejor que nosotros, se podría compensar.

Se ha hablado en estos últimos días de la posibilidad de hacer uso de las reservas del Banco Central para comprar bonos del estado y financiar proyectos, lo cual debe evitarse absolutamente. Abriría las puertas hacia más gastos indiscriminados del estado, y pondría en riesgo el sistema financiero uruguayo. Ya se han oído voces en contra de esto desde el propio ministerio de economía y desde las autoridades del banco central, recomendando recurrir, en cambio, a la inversión privada, lo cual es tranquilizante, Pero además, estas mismas voces terminaron demostrando lo que mencioné en el post sobre la deuda uruguaya, en referencia al problema de la deuda neta: que las reservas del banco central no pueden contarse como activos en el cálculo de dicha deuda, y que por eso Astori cometió un enorme error --de mala fé pues dudo que sea por ignorancia-- al declarar que la deuda neta global --que no había crecido-- era la que importaba y no la deuda bruta. Expliqué en el mencionado artículo que la deuda neta global --que incluye los activos y pasivos del BCU-- es la que menos relevancia tiene. La deuda neta que más importa es la del sector público no financiero, y esta creció en un 40%. Más aún que la propia deuda bruta, que equivocadamente subestiman en importancia (ya que, por otro lado, como un lector me lo hizo notar en un comentario, cuando pagamos intereses lo hacemos por el total de la deuda bruta, y mucho mayores que los intereses que recibimos por los activos, que son muy pequeños o incluso nulos)

El panorama pues, no es muy claro aún.