domingo, diciembre 10, 2006

Alexander Litwinenko - Hamburgo


Es la bandera de Hamburgo, ciudad libre y hanseática (¿quién se anima a escribir la página?) que se ha visto conmovida este fin de semana por las noticias procedentes de uno de sus buenos barrios, Ottensen.

En un edificio residencial en el muy apreciado estilo Jugendstil (perdonen la redundancia) apareció, según informó la policía y el Bundesamt für Strahlenschutz (Oficina federal para el control de las radiaciones, en Salzgitter) se detectaron huellas de radioactividad (procedentes probablemente de Polonio 210) y en otra, en Pinneberg, Schleswig- Holstein, de rayos gamma.

El ex-espía soviético y hoy "empresario" de 41 años, Dmitri Kowtun voló el 1° de diciembre, en un Airbus A 319 de Germanwings, desde Hamburgo a Londres, para entevistarse con el fallecido espía Alexander Litwinenko.

La segunda vivienda, la de los rayos gamma, pertenece a la ex-suegra de Kowtun.

Sí, quién lo hubiera pensado, uno de los temores más grandes de la humanidad en el siglo XX: la contaminación nuclear, se hace presente en Europa de un modo imprevisto.

El polonio empleado para asesinar a Litwinenko, el ex-agente soviético, ciudadano británico y que estaba tras la pista de los asesinos de la Politkovskaya tiene un valor de treinta millones de euros. Precio que sólo puede ser pagado, vendido y transportado por un estado... No, cómo se nos quiere hacer creer, por un millonario (Berezovski) que, además era el amigo del asesinado.

Resulta que ahora hay al menos un avión alemán contaminado, el de Germanwings. Además de cientos de pasajeros alemanes, de la Britisch Airways que volaron en las máquinas contaminadas.

Un edificio de departamentos de Hamburgo (donde estaba la casa de Litwinenko) más o menos caros, debió ser desalojado ayer en la noche, supuestamente por dos días (pero pueden ser por más). Aunque la policía asegura que, luego de descontaminarlo, no habrá problema alguno en volver a habitarlo, hoy escuchaba a uno de sus moradores y, como se pueden imaginar, no quiere regresar a su vivienda. Actitud perfectamente comprensible.

Por muchos años pensamos que Tschernobyl estaba muy lejos y ahora tenemos los contadores geiger (como el de la foto, utilizado en Hamburgo) en una de las principales ciudades alemanas.

Desde el 9/11 circulan rumores acerca del intento de terroristas islámicos de hacer explotar una bomba en las islas británicas, rumores que se han convertido en una verdadera leyenda urbana. Y ahora, todo ocurre de otra forma: el servicio secreto ruso -al menos esto es lo que se supone- contamina con radioactividad -como efecto colateral de un asesinato- varias ciudades europeas.

Si no fuera por estas terribles circunstancias, me atrevo a decir que la noticia de la muerte de Litwinenko ya habría pasado al recuerdo, tal como la de la periodista Anna Politkovskaya.

1 comentario:

Marta Salazar dijo...

acabo de revisar las estadísticas y me di cuenta que esta página es la que más se ha visto, no entiendo por qué nadie deja mensajes.

han estado saliendo noticias sobre el caso, tal vez inlcuso alguien nos puede contar más sobre el caso!