Por Jide Martins
Las noticias que llegan a Europa de Nigeria dan la impresión de que hay una rebelión armada para hacerse con los yacimientos de petróleo que escapa al poder de control y orden de la policía y del ejército federal. Nada más lejos de la realidad. No hay ninguna sublevación ni rebeldes en guerra civil. Nigeria ya tuvo una guerra civil étnica y es muy poco probable que se de otra aunque persiste tensión social entre los diversos grupos por el control del petróleo.
Por una parte los ataques a contra las instalaciones petrolíferas y los secuestros de empleados extranjeros de las multinacionales que se reportan en Europa están muy localizados en la región del Delta del río Níger. El resto de Nigeria ni siquiera se entera pues el gobierno prefiere no dejar que atraigan la atención mediática.
En el Delta trabajan, con licencias del gobierno, las multinacionales Shell, Mobil, Total, Elf, Texaco y otras más pequeñas. Hay también compañías nacionales, y el mismo gobierno, a través de la Nigerian National Petroleum Corporation (NNPC), participa en los beneficios de las grandes compañías a cambio de aportar un 40% del capital.
A consecuencia de la incesante explotación, las tierras y aguas de la costa se han contaminado. Sus habitantes, dedicados tradicionalmente a la pesca y a la agricultura, se han visto obligados a abandonar en gran parte estas actividades.
Las diferentes etnias de esa zona, por ser minoritarias en el conjunto del país, no han tenido nunca poder político. Son muy pocos los que gozan de educación y posición social. Es lógico que la mayoría se sientan explotadas por el gobierno, porque aunque de sus tierras y costas se extrae el 90% de la riqueza del Estado nigeriano, su región no se ha desarrollado.
Las compañías extranjeras son conscientes de su responsabilidad en la degradación del ambiente, y se hacen cargo de compensar a los habitantes con la construcción de escuelas, hospitales, pozos de agua, carreteras, etc. También dan becas a estudiantes de la zona, hasta el punto de que ninguno que consiga ser admitido en la universidad queda sin beca. Muchos encuentran empleo en las diferentes actividades que las compañías generan.
Nigeria necesita desarrollarse
Tanto el gobierno federal como el de los estados del Delta han hecho muy poco por el desarrollo de la zona. Los secuestros y los ataques son llevados a cabo por jóvenes bajo el slogan de participar en las riquezas de su tierra. En realidad esos grupos de jóvenes son pagados y armados por líderes corruptos y utilizados para conseguir sus puntos políticos de poder.
Esto no quita que haya cada vez más una voz genuina en contra de la degradación y el subdesarrollo. Se clama por un cambio en la Constitución para quedarse con el 50% y eventualmente para "controlar" sus recursos y pactar con el gobierno central la suma que enviarán para contribuir a los gastos generales del Estado. Pero esto es impensable para la clase dirigente del país, dominada por la etnia Hausa-Fulani del norte, porque el norte vive en buena parte de los ingresos del petróleo. Se tardará mucho en cambiar el estado de la cuestión.
Encontrar una fórmula para distribuir entre los 36 estados de Nigeria los ingresos del petróleo ha sido una de las más debatidas cuestiones políticas. Según la actual Constitución, las riquezas minerales del subsuelo son propiedad de la república federal, que reparte los ingresos de acuerdo con una fórmula: 50% para el Estado federal, el 30% para los 36 estados, el 20% para los 380 gobiernos locales; mientras que los estados de donde se extrae el petróleo reciben antes del reparto un 12% de los ingresos que producen.
Si estos ingresos se administraran mejor, la zona se habría desarrollado más y habría menos protestas. Pero la corrupción en la administración de los estados y del gobierno central es el problema que impide el desarrollo.
La corrupción ha llegado a tal punto que algunos de los más notables líderes locales del Delta son criminales que taladran los oleoductos del crudo vendiéndolo a piratas que lo "exportan" a mejores precios que las compañías petrolíferas o el gobierno. Algunos se han hecho más ricos que los gobernadores y políticos de esos estados.
La policía y el ejército muchas veces los dejan actuar ― dentro de ciertos límites ― porque participan del botín y porque detrás de ellos están los políticos y líderes locales que a su vez, apoyan el gobierno central del que obtienen pingues beneficios.
1 comentario:
Muy bueno Jide, muchas gracias! Qué importante es que nos informes acerca de lo que realmente ocurre en Nigeria. Le puse un enlace a mi blog. Un abrazo!
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