martes, marzo 21, 2006

Competitividad Internacional y Educación: ¿Qué acerca de los resultados de las Universidades Chilenas?

El último tiempo ha estado marcado por análisis, tanto de educandos como educados, sobre los alcances en el corto plazo que deberían tener para los intereses de Chile los resultados obtenido en materia educacional. Así, entonces, entre otros, destacados profesores, rectores, políticos y autoridades de gobierno han analizado y reflexionado sobre el tema. Primero fue el turno de la prueba SIMCE y luego la PSU. Sin embargo, en ambos la reflexión ha apuntado a la etapa inicial del proceso educativo: educación Básica y Media.

Efectivamente, hasta hoy pareciera que el análisis no ha querido (quizás por falta de fuentes) avanzar a etapas superiores y, por que no decirlo, que han sido consideradas iconos de nuestra historia republicana. Dicho claramente ¿por qué no adentrarnos al mito de la excelencia de nuestra educación superior? o ¿por qué no analizar sus problemas estructurales actuales?. El tema, si bien políticamente sensible, es también como los otros casos claramente crucial para nuestros objetivos de mediano y largo plazo. Desde esta perspectiva, es un dato dado que el movimiento desde las etapas iniciales de micro y macro competitividad a la de una etapa de generación de políticas publicas de micro-fundamentos, necesitan entre otros pilares una EDUCACIÓN SUPEIOR de calidad INTERNACIONAL.

Es por lo anterior que desde mi perspectiva el debate actual debería trascender el ámbito de la calidad e inequidad que se observa entre la educación publica y la privada. El tema, entonces, ya no es sobre los resultados obtenidos en las pruebas de lenguaje y/o matemáticas o cuál es el porcentaje de alumnos provenientes de colegios privados versus públicos que acceden a nuestro sistema de educación superior. El tema, ya completas las vacantes disponibles de nuestra educación superior, es si estos profesionales serán capaces de entrar a competir entre la elite mundial de profesionales. Lo cual, sin duda y más allá si la entidad es Estatal, Semi-estatal o Privada, estará directamente relacionado con la calidad de ellas mismas.

El análisis se transforma en decisivo al comprobar que, por un lado, la creación y desarrollo de un ambiente competitivo de ‘tercera generación’ no llega por añadidura a los ya más que usados y señalados ‘logros’ macro-económicos y, por el otro, que el desarrollo de una plataforma de innovación y desarrollo tecnológico no es un simple proceso de copia como resultado de una política de apertura comercial unilateral, bilateral o multilateral.

Así, entonces, acostumbrados a escuchar que nuestra educación universitaria es internacionalmente reconocida, ahora dos nuevos informes sobre Excelencia y Competitividad Educacional vuelven a remecernos y a poner en duda la real capacidad que Chile posee para promover una sociedad no tan sólo internacionalmente más competitiva, sino que también más justa. Los nuevos reportes confirman que las bases de nuestra competitividad parecieran no estar a la altura de las exigencias que la lógica del mercado internacional demanda de un país ‘dinámico’ y con pretensiones de transformarse en desarrollado en el mediano plazo.

Emanados, respectivamente, desde el ‘Academic Ranking of World Universities’ (dependiente de Shanghai Jiao Tong University-China http://ed.sjtu.edu.cn/ranking.htm) y el World University Rankings: who’s up / who’s down (dependiente de ‘The higher education supplement-uk http://www.thes.co.uk/) Chile –literalmente- no tiene presencia ni peso en el contexto de la formación y estructura de la educación universitaria y técnica mundial.

El ranking 2005 realizado por la Universidad de Shangai, el cual utiliza como parte de su metodología calidad de la educación, calidad de las facultades, producción de investigación y tamaño de la institución, considera sólo a una Institución Chilena entre las top 500 universidades en el mundo: la Universidad de Chile en el lugar 362. En el contexto latinoamericano Brasil es el que más universidades tiene entre los top, siendo la Universidad de Sao Paulo la mejor ubicada en el lugar 147 luego están las universidades de Campinas 254, Federal de Río de Janeiro 365 y la Estadual Paulista 462. México, por su parte destaca con la Universidad Nacional Autónoma de México en el lugar 188 y Argentina ubica a la Universidad de Buenos Aires en el lugar 247.

Sin embargo, y siguiendo la lógica de los discursos previos a las elecciones (sin importar candidato o tendencia), se hace necesario también hacer una comparación con aquellos países que teóricamente deberíamos estudiar para alcanzar el objetivo del desarrollo económico. Bien, en ese caso y de acuerdo con este estudio, el resultado invita a reflexionar. Australia, por ejemplo, con 20 millones de habitantes tiene 14 universidades entre las top 500; Holanda con 16 millones posee 12; Bélgica con 10 millones presenta 7; Austria con 8 millones ostenta 6; Suiza con 7.5 millones exhibe 8; Israel con 7 millones posee 7; Dinamarca con 5.5 millones muestra 5; Finlandia con 5 millones tiene 5; Singapur con 4.5 millones alcanza a las 2; New Zealand con 4 millones muestra 5; Suecia con 800 mil tiene 11 y Noruega con 380 mil posee 4. Además, ya sea por una simple correlación o por una estratégica coincidencia todos estos países son considerados entre el grupo selecto de las 25 naciones core-innnovators.

Por el otro lado, el estudio realizado por el World University Ranking (2005), tampoco aporta muy alentadores resultados. En este estudio, el cual reduce el margen de excelencia a sólo las 200 primeras universidades, no hay ninguna Universidad Chilena –en el resultado general- que alcance los mínimos necesarios para estar entre las top. En el ámbito latinoamericano sólo destacan las Universidad Nacional Autónoma de México en el lugar 95 y la Universidad Brasilera de Sao Paulo en la posición 196. Si bien la mayoría de los países de los cuales deberíamos aprender sufren una merma, su participación sigue siendo significativa. Así, Australia llega a 16 universidades, Holanda a 10, Suecia a 5, Suiza a 7, mientras que Israel, Dinamarca, Austria, New Zealand y Bélgica a 3; finalmente Finlandia alcanza 2 y Noruega 1. Sin embargo, y gracias a que este estudio es de característica mas desagregado que el anterior cabe destacar que la Universidad Católica de Chile, en la categoría Departamento de Artes y Humanidades, logra el lugar 48 entre las top 50. También se hace una obligación especificar que entre las Universidad top en Ciencia Australia ostenta 5, Dinamarca 2; mientras que Suiza, Holanda y Singapur 1. Entre las top 50 en Tecnología, Suiza y Singapur tienen 2 cada uno y Holanda, Israel, Austria, Bélgica y New Zealand 1. Finalmente entre las top 50 en Biomedicina Australia posee 7 universidades, New Zealand 2 y Suiza, Austria, Finlandia y Singapur 1.

Quizás, entonces, es que sea tiempo para agregar a nuestra agenda de discusiones y análisis de qué manera ya no sólo abordamos los problemas de inequidad que se derivan de los resultados de la última PSU y los problemas de calidad de la enseñanza que se desprenden luego de desmenuzar los resultados del SIMCE 2005. También, se hace prioritario ver de qué manera logramos transformar nuestro sistema de educación superior a uno que logre la categoría de ser internacionalmente competitivo y reconocido. Para eso ya no basta con hablar sobre este o ese país como modelo a seguir. Ahora, por ejemplo, que no sabemos que hacer con el dinero resultante del superávit estructural, deberíamos destinar parte de él y enviar a nuestros profesionales a estudiar que se ha hecho en esta materia e intentar reproducir (no linealmente) aquellas experiencias.

Así, entonces, y como resultado de un análisis serio y no comprometido de estos dos nuevos informes sobre educación superior y competitividad educacional internacional, es claro que ya no basta con los años de historia, con el conservadurismo educacional o con una reforma de educación superior, la cual sea dicho de paso, se quedó sólo en la apertura y captación del mercado local, pero que olvidó o –definitivamente- no sabe cómo salir a competir en el exterior.

Rodrigo Álvarez Valdés
Doctorando en el Departamento de Estudios Políticos de la Universidad de Auckland, New Zealand.
Master of Arts en Economía Política Internacional – Universidad de Tsukuba, Japón.

14 comentarios:

Eugenio dijo...

Hola Rodrigo. Creo que tu artículo es muy interesante y que se puede analizar más a detalle.
Me parece que si lo que más preocupa es la educación que reciben los estudiantes, entonces los rankings que mencionas no son la mejor forma de evaluar cuál universidad es mejor.
Los rankings toman en cuenta la producción de investigación y tamaño de la institución que son factores que pueden ser importantes para las universidades y su contribución al desarrollo de un país pero que no necesariamente mejoran los cursos que se imparten.
El caso que conozco es el de la UNAM que, como mencionas, es la única universidad mexicana que aparece en los rankings. La UNAM es enorme y, hasta donde sé, es donde más investigación se hace en el país. Sin embargo, en muchas de sus facultades, sus estudiantes no son los que reciben la mejor educación en México. Los empleadores muchas veces prefieren a estudiantes de otras universidades. Yo, por ejemplo, no hubiera preferido estudiar en la UNAM que donde lo hice.
¿Qué opinas Rodrigo?, ¿qué opina el resto de los lectores?

Eugenio dijo...

Otra pregunta: ¿Qué son el SIMCE y el PSU?

Anónimo dijo...

Hola. Como chileno radicado hace casi dos décadas en Estados Unidos y casado con mexicana, te puedo decir Eugenio que comparto tu parecer respecto a la UNAM. Y voy más allá: ninguna universidad latinoamericana es importante en las áreas que definen el desarrollo en el mundo moderno. Los relativamente altos lugares de la UNAM, de la UBA (U. de Buenos Aires), y de las universidades brasileñas mencionadas se deben a una cierta infraestructura que las hace destacar, principalmente si eso NO se correlaciona con artículos publicados y usados como referencia por científicos e investigadores mundiales. Es decir, hay gigantes universitarios en Latinoamérica, pero no aportan casi nada al avance de la humanidad. Son grandes edificios de los que se gradúan alumnos preparados para seguir perpetuando a toda la zona en la misma feliz condición en la que se encuentra hoy. El mito de la "buena educación" del que sufren mis compatriotas, tiene rasgos de epidemia en Argentina. Al menos los mexicanos no parecen embobados como los del Cono Sur con su "alta calidad educacional," que es un importante primer paso para mejorar la terrible calidad educacional de todo nivel en nuestros países. No sé lo que son SIMCE y PSU, aunque creo que son evaluaciones similares al SAT. Desde hace años que Chile evalúa a sus alumnos de primaria y secundaria con las pruebas TIMSS y PISA. Debido a los bajísimos resultados obtenidos, se asentó la novedosa y correcta idea de que la educación de los años 1 al 12 era pésima. Es de esperar que pronto ocurra el mismo cambio de idea con respecto a las universidades. Sólo así saldremos del subdesarrollo. Saludos.

Dolores Beccar dijo...

Sergio, comparto totalmente tu diagnóstico de la UBA. Me parece de rigor aclarar que en algún momento la UBA fue un referente educativo internacional. Por ejemplo, fue la primera universidad del mundo en tener una escuela de nutrición, dependiente de la Facultad de Medicina y pionera en la investigación de esa área.
Pero ero fue aaaaaños atrás (casi siglos atrás) y hoy queda una cáscara que vive del mito... (como la medicina cubana...)

Anónimo dijo...

Lola. Gracias por responder y comentar. Lo más triste con respecto a la UBA -y a Argentina en general- es precisamente lo que escribes: queda el cascarón de la época mejor (dos premios Nobel en ciencia, algo que ningún otro país latinoamericano tiene), pero las últimas seis o siete décadas han sido muy inferiores. Chile ni siquiera tiene eso; pero mi esperanza es que aplique lo hecho por Irlanda: sin la carga muerta de una era dorada, sin "industrias estratégicas" que proteger, sin un pasado inventado e ideado como fabuloso que nos ancle, tal vez podamos salir del pantano. Pero sin una educación de calidad competitiva a nivel mundial vamos a terminar mirando estos últimos treinta años como la "era dorada" en la que nos faltó ese paso determinante para dejar de ser segundones. Esto vale por mi país, por México -el país de mi mujer- y por todos los demás países latinoamericanos. Si no nos cuidamos, un mal día seremos como los árabes del planeta: mucha extensión, mucha gente, vasta riqueza mal aprovechada, y culpando a medio mundo de lo jodidos que estamos. O tal vez ya estamos ahí.

Unknown dijo...

Rodrigo, no puedo menos que compartir tu análisis sobre la educación y su ambito intyernacional y es más, lo citaré en un seminario sobre educación en el mes de abril en Santiago, Chile si me facultas para tal . Te felicito.
Al mismo tiempo a Marta buena la idea de este blog y lo mantendré entre favoritos. Saludos Rodrigo Gonza´lez Fernández, consultajuridica.blogspot.com rogofe47@hotmail.com

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

Muy interesante este debate, lástima que no sepa mucho de esto. En España hay un fenómeno sospechoso, tenemos un montón de universidades y, por lo general, cada uno estudia en la de su pueblo. Por otra parte, de unos años acá han surgido muchas universidades privadas, que se mantienen contra todo pronóstico.
Esto me hace deducir que no hay universidades públicas -más del 90% de la oferta- que destaquen por su calidad, así que podemos estar en la misma modorra que las hispanoamericanas, pero con la losa de 600 años de tradición.

Dolores Beccar dijo...

Alberto, mientras mantengan a las tunas tienen derecho a existir!!! cómo me gustan!!!! (jajaja)

Rolfonso dijo...

Hola amigos soy Rodrigo Álvarez y autor de la columna en cuestión. Lamentablemente no había –desde que Marta subió este trabajo- entrar a la página y ver como iba todo. Hoy, que finalmente, he entrado me he encontrado con la sorpresa de que el tema ha logrado un alto número de comentarios.
Bien por tal razón me quiero dar a la tarea de intentar contestar y contribuir un poco mas sobre esta discusión. Permítanme, entonces, la principal razón de este trabajo se basa en el que desde hace unos años Chile aparece encabezando una serie de ranking de competitividad que lo han catapultado a estar –desde mi perspectiva ilusoriamente- en el contexto internacional entre países que encabezan los primeros lugares de crecimiento y desarrollo transformándose, así, en un icono del ‘éxito’ del neoliberalismo.
De este modo, este articulo opinión, intenta demostrar que si bien las etapas iniciales [etapa 1 la cual contempla estabilización económica y etapa 2 la cual considera las reformas estructurales] han sido cumplidas la etapa tres [entiéndase las reformas de micro-fundamentos] no se han iniciado. La educación superior, entonces una de las bases de la tercera etapa, fue en esta ocasión, mi target. Desde mi perspectiva, Chile carece de una educación superior que le permita abordar –pensando en el argo plazo- mantener la idea del actual crecimiento económico y por consiguiente el intentar resolver el tema del desarrollo en un sentido mas avanzado e igualitario.
En cuanto al tema del significado de SIMCE. Esta sigla significa Sistema a de Medición de la Calidad de la Educación, el cual es un examen-test-prueba al cual se le apliza a los alumnos de edad escolar. PSU tiene como significado Prueba de selección Universitaria, la cual se da para ingresar a la educación superior o Universitaria.
Bien espero haber respondido algunas de las dudas planteadas hasta ahora.
Un abrazo,
Rodrigo Alvarez Valdes

Dolores Beccar dijo...

Qué bueno Rodrigo que hayas podido entrar!! Y muy buena la aclaración!

Anónimo dijo...

Sólo agregaría que el problema de Chile no radica en sus universidades; ellas son el signo, no la causa. El problema de la educación chilena se debe a la bajísima calidad de sus escuelas, públicas y particulares, de los años K al 12. Ni los párvulos se salvan. Lo sé porque mi mamá, que en paz descanse, fue profesora toda su vida y sufría por la complacencia y desidia de sus colegas del magisterio, de los administradores, y de los padres y apoderados que, en general, quieren buenas notas pero sin que los nenes se sacrifiquen demasiado. En mi época, y esto no ha cambiado mucho, se rendía la PAA (Prueba de Aptitud Académica) para ingresar a la universidad. Casi invariablemente, la gente con el más miserable puntaje (unos 400 puntos), aquellos que obtenían la mitad de lo que los candidatos a ingeniería y medicina lograban, optaba por Pedagogía. Ésa es la gran parte de la gente que enseña hoy en Chile: mediocres que no llegaron más allá, en su mayoría ideologizados de izquierda que son incapaces de entender o enseñar las ideas de Locke, Smith, o Mill, si es que las conocen; gente que aborrece la libre empresa y la iniciativa privada. Están a cargo del Kindergarten, de la enseñanza básica y la media, y cuando los jóvenes pasan a la universidad se encuentran con una tropa de "progres" a cargo de sus materias, textos, e interpretaciones. Esta izquierdización y mediocridad se sufre también aquí en Estados Unidos y la viví en la Universidad de California en Irvine, mi alma mater. Pero las sociedades desarrolladas y, especialmente un país como éste, tienen mucha más capacidad de absorción y tolerancia de la estupidez y maldad perniciosa de la izquierda idiotizante, que los países inmaduros, pretenciosos, acomplejados e inseguros al sur del río Bravo. El que Chile o Argentina tengan el mito, basado en una pátina de realidad, de su "excelente educación," y que sigan siendo, en términos generales, los dos países con los mejores resultados e índices educativos de Latinoamérica, en verdad sólo nos revela qué triste es el panorama latinoamericano en éste, así como en todos los demás campos. Chile podría gastar miles de millones de dólares en tener un par de fabulosas universidades, y no serviría de nada si la mentalidad del profesorado y, por ende, su calidad, no experimentan un cambio radical para mejor. En el lado positivo, Chile parece ser el único país de Latinoamérica donde el libre mercado no es una ofensa, donde se han creado industrias de la nada (salmones), donde la base exportadora ha crecido mucho más allá que de su producto estrella (el cobre), y donde empresarios y gobierno tienen una idea clara de cuál es el Proyecto-Nación a desarrollarse, proyecto que cuenta con el absoluto apoyo de los votantes. Si el cambio cualitativo radical en la educación de todo nivel no ocurre en Chile, dudo mucho que vaya a darse en ningún otro país de la región.

Dolores Beccar dijo...

"Casi invariablemente, la gente con el más miserable puntaje (unos 400 puntos), aquellos que obtenían la mitad de lo que los candidatos a ingeniería y medicina lograban, optaba por Pedagogía."
He ahí la madre del borrego...
En cuanto a tu comentario sobre la izquierdización pedagógica americana, coincido 100%... El otro día un amigo me dijo "ya no aspiro más a que mi hijo vaya a Harvard... hay otras Universidades donde aprenderá mejor acerca del mundo REAL!"
Simbólico, no?

Dolores Beccar dijo...

por favor... no se pierdan esto!!! http://www.rushlimbaugh.com/home/daily/site_032406/content/institute.guest.html

JAM dijo...

Hola .Soy Juan Antonio Mascaró profesor de Educación Física...está super interesante el tema: yo quiero aportar diciendo que el problema principal en Chile es la calidad del profesorado y la falta de estímulos por parte de los jefes , dueños de colegios, sostenedores.
Los horarios, los sueldos,que impiden a los profesores estudiar ,perfeccionarse,superarse,y llegar a un nivel óptimo para mejorar su austoestima y por consecuencia, su calidad como docente.
El estado está tratando de estimular a los profesores a estudiar diplomados , magisters,doctorados,pero aún así el tiempo y los recursos ,no alcanzan.
Los profesores están sobrecargados de trabajo, deben buscar dos colegios y tal vez horitas por aquí o por allá ,pues deben pagar cuentas,a las empresas transnacionales de servicios básicos,(chile está carisimo) y eso por si solo se lleva el 20%,30% o 40% de un sueldo de profesor.
Como ven si hay ganas , no hay dinero o tiempo.
Actualmente estoy haciendo un magister y no saben lo que ha significado.
Bueno la educación en Chile se ha quedado por lo menos 50 años atrás con respecto a los paises desarrollados y creo que en parte se debe a las políticas de los gobiernos.
Los profesores son la primera línea de batalla en el proceso educativo,y a la fecha no existe gobierno que dignifique la profesión de profesor y equilibre los sueldos al nivel que se merece,
pregunto¿Un médico ,un abogado,merece comer mejor,estudiar más cómodo,o llevar a sus hijos a mejores colegios por que si los puede pagar?
No tiene que ver con recentimientos sociales ,ni políticos,solo quiero poner en la balanza al género humano como personas que merecen las mismas posibilidades.
Por otro lado los profesores llevan el más alto índice de depresiones por motivos económicos , de mal trato laboral , de condiciones de trabajo poco profesionales,de inamovilidad laboral, profesores que llevan treinta años de carrera y no han logrado ni siquiera una jefatura de curso .
Bueno no doy más aburrimiento,la educación mejorará ,y el Simce y la Psu , en la medida que a los profesores se les de la importancia social que merecen ,pues el recurso humano es más importante que el cumplimiento de los objetivos o la cantidad de contenidos pasados(ni siquiera aprendidos).
Y los tecnócratas que crean planes y programas y no saben la realidad de todos los colegios.ese es otro tema........