miércoles, julio 11, 2007

El perro de Benhakker

El seleccionador de Polonia, Leo Benhakker, que además de haber entrenado al Real Madrid es un tío muy listo, bromeaba en una entrevista diciendo que no soltaría a su perro a correr en un campo de fútbol polaco por miedo a que se lesionase. La verad es que en estas condiciones alcanzar cualquier éxito raya lo imposible.

Cambio de tercio. El dia 4 de julio el juzgado de Varsovia dictó sentencia de dos y dos años y medio de cárcel para dos ex-policías (en Polonia se usaba oficialmente entonces la palabra "miliciano") por un delito cometido en mayo de 1983. Entonces, como oficiales de la policía comunista dieron disposición de usar la fuerza contra miembros del Comité del Primado para Ayuda a los Encarcelados reunidos en la iglesia varsoviana de san Martín. Sus subordinados obedecieron las órdenes y luego trasladaron a los agredidos a un bosque en las afueras de Varsovia. Allí, después de amenazarlos de muerte, los dejaron en un estado lamentable. Al primer responsable de esa barbarie le iba de maravilla hasta hace pocos días: tras dejar el cuerpo se convirtió en "hombre de negocios", llegando a ser con el paso del tiempo dueño de una próspera empresa de... ¡servicios de protección! Algunas de las víctimas por su parte sufrieron en sus carnes durante años las secuelas de la agresión.

Se me dirá ¿qué tiene que ver en todo esto Benhakker, su perro y los estadios polacos? Pues mucho más de lo que pudiera parecer a primera vista. El caso de Edward Misztal y Janusz Smuga es el de típicos lacayos del viejo régimen que se enriquecieron rápidamente tras la llegada del nuevo sistema. Hay que recordar que la Mesa Redonda polaca -dónde se sentaron los entonces gobernantes con representantes de los disidentes- fijó entre otras cosas y en resumen que la oposición democrática se quedaría con el poder politico y los comunistas con el dinero. Adam Michnik et consortes pensaban que haciendo así, si los ya ex-comunistas se enriquecían, servirían para fortalecer el capitalismo. Efectivamente se enriquecieron, ... a costa de miles de polacos. Pregunta del millón: si ellos se tenían los bancos ¿a quién le daban los créditos? A sus amiguetes o a quien diera una buena comision, pasando así a formar parte del entramado, de una espiral de corrupción que no haría sino crecer.

Pero no todos los viejos miembros del partido cambiaron la hoz y el martillo por el cuello blanco. Algunos de los que no se veían capacitados se dedicaron a otro modo de dinero fácil, por ejemplo como presidentes de clubes deportivos. Y como la cosa iba de llenarse el bolsillo con la mayor celeridad ¿para qué dedicarse a desarrollar una buena infrastructura deportiva? ¿para qué fomentar el deporte base? Fue así como, de ser el buque insignia del país y la muestra de su prosperidad, el deporte polaco cayó de la cima a la sima.

Kubica, Małysz, Jędrzejczak, ... son individualidades, genios que han aparecido "a pesar de", no "gracias a". De momento, sólo en volleyball y balonmano se consiguen éxitos a nivel de selecciones. Especialmente el caso del volley demuestra que se puede romper el círculo vicioso, alcanzar un alto nivel de profesionalismo, empezando por los clubes. ¿Y en fútbol? Han descendido este año varios de la primera división por corrupción, y la lista podría ser más larga (el campeón Zagłębie Lubin podía haberse encontrado perfectamente en ella); árbitros y activistas van en masa a la cárcel también por corrupción,... Por no hablar del caos que hay en los estadios, dónde los hooligans, con la excusa de falta de diversión en el terreno de juego, montan tanganas tan terribles como la del otro día en Vilnius.

Pero la justicia vuelve a funcionar, más vale tarde que nunca, y de la selección se ocupa Leo, que está muy al tanto también de los jóvenes, así que soy optimista, a pesar de los pesares.

1 comentario:

Marta Salazar dijo...

gracias Higinio!

Los hooligans es algo de lo mucho que tenemos, en común, entre Polonia y Alemania.

Mil gracias x este artículo, le pondré un link en mi blog aesyd!

PS: yo borré el anterior, porque, por error entré con una personalidad que no es la mía, sorry!