viernes, septiembre 29, 2006

La apuesta de Lula

Queridos amigos de Planisferio: una vez más tenemos el honor de recibir a un invitado en nuestro blog. Carlos es chileno, cientista político, es bachiller y magister en la Universidad de Copenhague, Dinamarca. ¡Bienvenido a Planisferio querido Carlos! Y gracias por tu estupendo artículo.

Las estrategias electorales así lo recomiendan. Cuando se tiene una ventaja cómoda en las encuestas, hay que mantener el orden, el status quo en el que esa candidatura se ha fortalecido.

Esta estrategía es aún más recomendable, cuando el que goza de una ventaja cómoda en las encuestas, es el candidato incumbente.

Lula parece haber leído al píe de la letra tales recomendaciones, pero este domingo se sabrá si no olvidó leer la letra chica. Opino ésto porque las graves acusaciones de corrupción contra el gobierno de Lula, no podrían haber sido consideradas por los estratégas al momento de escribir estas recomendaciones.

En tal sentido la ausencia de Lula en el último debate presidencial, ha sido la apuesta del presidente para neutralizar el riesgo de modificar el status quo que sus adversarios estaban dispuesto a romper atacándolo e incomodándolo ante todo el país.

Lula sabe sería un traspié el ser forzado a ir a una segunda vuelta. Pero aún cuando esto sucediera, la ventaja que tiene sobre su más cercano competidor es tan amplia, que probablemente sólo se convierta en un mero trámite electoral.

Sin embargo, sus adversarios también apuestan a que esta caldera de acusaciones, no sólo lo oblige a ir a una segunda vuelta, sino que propine también el golpe sicológico necesario como para estrechar las cifras.
De este modo una intensificación de las denuncias contra Lula podría perfectamente ampliar las posibilidades de la oposición de lograr, lo que a primera vista parece imposible, y que es una derrota de Lula en la segunda vuelta.

Muy Complicado el panorama para la oposición de todas maneras. Pero la ausencia de Lula en el último debate no deja de ser una apuesta demasiado audaz como para no tener más de alguna consecuencia. Si la oposición logra penetrar la conciencia de los electores, en este cortísimo periodo de dos días, con un mensaje simple como; “el presidente no da la cara porque esconde algo”, podría darse el gusto de posponer los deseos de Lula de respirar tranquilo. Lo segundo, privarlo de un triunfo definitivo en una hipotética segunda vuelta, es din duda, mucho más ambicioso pero igualmente poco probable.

Carlos Salas Lind
Cientista Político
carlos@comxnet.dk

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