Después del post sobre España: la década de oro, su dramático final y la oportunidad para realizar reforma, cito lo que The EEAG Report on the European Economy 2011, dado a conocer ayer, en Bruselas, nos explica acerca de Grecia. Ya que es cita, no cambio, ni mejoro el idioma y copio entre comillas.
"Durante la primavera de 2010, quedó patente que el gobierno griego tenia serios problemas financieros y necesitaba un apoyo masivo. En mayo, la Comisión Europea junto con el BCE y la FMI reunieron un enorme paquete de rescate, para ayudar a Grecia y reducir el riesgo de contagio a otros estados miembros de la Unión Europea. Este capítulo debate si el paquete de rescate alcanzará los objetivos buscados y será suficiente para ayudar a Grecia hacia un camino sostenible, sin la necesidad de apoyo adicional, una vez que venza en Junio de 2013 el actual paquete de medidas.
"El gasto del gobierno griego experimentó un enorme crecimiento durante los años 80, sin que se viera compensado con un incremento de los ingresos públicos. Durante los años 90, el déficit registrado cayó considerablemente, pero en el año 2000 empezó a aumentar de nuevo. A pesar de un déficit moderado entre la mitad de los años 90 y la década siguiente, además de un rápido crecimiento nominal del PIB, la deuda del gobierno creció más que el PIB. Esto se debe en parte al excesivo gasto público y también a las actividades extrapresupuestarias: durante los años 90 varias partidas pendientes del pasivo público tuvieron que ser consolidadas con la deuda estatal. En 2009, el efecto acumulado de las partidas extrapresupuestarias habían contribuido a una deuda relativa al PIB superior a los 60 puntos porcentuales. Para volver con éxito a unas finanzas públicas sostenibles se requiere un control total del desarrollo de estas partidas extrapresupuestarias.
"Tan preocupante es la situación fiscal como la balanza exterior. Comparado con cualquier otro país de los Europa de los 15, Grecia experimentó el mayor declive en ahorro nacional en las últimas décadas. Como consecuencia la balanza por cuenta corriente empezó a deteriorarse a mitad de los años 90, un proceso que se aceleró en los años siguientes. Después de 2004, el déficit por cuenta corriente añadió casi 50 puntos porcentuales a la deuda exterior neta en relación al PIB y llegaría hasta el 100 por cien en 2010. Esta enorme escalada de la deuda, muy lejos de lo ampliamente aceptado como el “umbral peligroso” del 40-50 por ciento del PIB, se generó en un espacio de tiempo muy corto. De hecho, la deuda exterior neta en 1997 era prácticamente cero.
"En comparación con otros países con problemas fiscales de la Eurozona, una serie de particularidades de la economía griega hacen que esta problemática sea aún más compleja. Grecia tiene una tasa muy alta de empleo por cuenta propia, casi un tercio del empleo, siendo la más alta de la OECD. Declarar menos renta de la recibida se da probablemente con más frecuencia entre los trabajadores autónomos, reduciendo así el volumen efectivo de la base fiscal. Este fraude tiene también consecuencias distributivas. Por ejemplo, más de un 40 por ciento de los doctores por cuenta propia, trabajando en la más zona más lucrativa (para profesionales médicos) de Atenas, declararon una renta por debajo de 20.000 euros en 2008. Si esto no se cambia, el apoyo popular para la consolidación fiscal necesaria se verá debilitado. Combatir la evasión fiscal debe considerarse el foco central de la futura reforma. Además de medidas más directas, se deberían plantear aumentos adicionales en el impuesto del valor añadido, combinados con reducciones en las contribuciones a la seguridad social. Este tipo de substitución fiscal, que no tiene un impacto en los presupuestos, reduce la ventaja fiscal efectiva de actividades no-comerciales y promueve el desarrollo del sector exportador. Con el tiempo, esto podría ayudar a restablecer tanto el equilibrio fiscal como en la balanza de pagos.
"El empleo por cuenta propia está resguardo en gran medida de la presión competitiva internacional y es una de las razones importantes de la baja competitividad de la economía griega. El peso del sector servicios en el total de las exportaciones griegas es extraordinariamente alto, con el transporte marítimo a la cabeza. Las exportaciones netas de servicios (incluido el transporte marítimo) han representado de forma constante más del 5 por ciento del PIB. Por el contrario, las exportaciones netas de bienes han estado registrando déficits muy grandes, algunas veces excediendo el 15 por ciento del PIB. Esto crea una situación en la que sólo la devaluación del tipo de cambio puede reducir, mediante los efectos de substitución, el déficit por cuenta corriente. No parece probable que el sector exportador experimente un crecimiento suficiente para restablecer una balanza de pagos sostenible. En su lugar, el ajuste requerido tendrá que venir seguramente por la caída de las importaciones, mediante reducciones de renta y poder adquisitivo. La conclusión es que seguramente Grecia tiene unos cuantos años por delante con una producción muy por debajo de su potencial y con tasas de desempleo muy altas. Aunque dicho proceso podría ayudar a reducir el déficit por cuenta corriente, hace más difícil alcanzar un equilibrio fiscal. En nuestra opinión, es por tanto improbable que, con instrumentos de deuda normales, el gobierno griego sea capaz de volver a los mercados privados, con unos tipos de interés que no lleven a la quiebra, para cubrir todas sus necesidades de financiación, una vez haya vencido el paquete de rescate en Junio 2013.
"Sin embargo, este nuevo tipo de bonos del gobierno, que describimos en el Capítulo 2, podría ofrecer una solución a Grecia. Con estos bonos, que ofrecen seguridad a los inversores, dado que son convertibles en bonos de remplazo (después de un descuento limitado y bien definido) y que están parcialmente asegurados por el MEE, Grecia debería ser capaz de refinanciar su deuda en el mercado, siempre que ofrezca a sus acreedores unos márgenes de interés adecuados sobre otros tipos de inversión más seguros.
"A parte de si la crisis de la deuda soberana griega pueda ser resuelta o no, aún ésta el problema de cómo eliminar el enorme e insostenible déficit por cuenta corriente. Hay, en principio, sólo tres opciones; i) salir del euro y establecer un nuevo dracma, ii) una devaluación interna radical, con los precios y salarios cayendo bruscamente en relación al resto de la Zona euro; y iii) el programa de transferencias en curso de la Unión Europea para financiar el déficit. Descartamos la tercera opción como la solución viable, ya que supone unas transferencias continuas por parte de la Unión Europea a Grecia. Un argumento clave en contra de las transferencias es que, muy probablemente, no ayuden a un país con problemas estructurales a ganar competitividad a nivel internacional, como así lo ha demostrado el resultado negativo de las transferencias a la Alemania del Este durante las últimas dos décadas. Las primeras dos opciones, devaluaciones a nivel externo e interno, supondrían unos costes muy altos y no funcionarían rápidamente. Ambas aumentarían la carga de la deuda exterior en relación al PIB, y tendrían efectos peligrosos en los balances de muchas empresas e instituciones financieras. La depreciación interna con la magnitud necesaria no puede alcanzarse sin una dolorosa y larga contracción económica y altas tasas de desempleo. Una devaluación seguramente precedida por unos rumores que pueden causar un pánico bancario y desemboquen en una crisis monetaria. Por tanto, no hay una alternativa que sea claramente más apetecible que la otra en todos los ámbitos. La elección es entre dos “demonios”."
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