Mil gracias a nuestro querido Hugo, por este nuevo artículo, a propósito del fallecimiento de Alfonsín. Originalmente, COMO EN 1933...
La foto es de Wikimedia, de autor desconocido.
Ensanchen las calles que va a salir el pueblo...
Belisario Roldán durante las exequias del ex presidente Hipólito Irigoyen.
Veía en la televisión la larga fila de compatriotas que esperaban para rendir su último homenaje al doctor Ricardo Alfonsín, al tiempo que leía en algunos blogs opiniones adversas hacia la figura y la gestión del ex presidente.
¿Como compatibilizar ambos sentimientos?
Inmediatamente vinieron a mi memoria las crónicas de las exequias del también ex presidente radical Hipólito Irigoyen, cuando una multitud acongojada, que motivó la frase que abre el presente, desenganchó los caballos que tiraban de la carroza fúnebre, pasando a ocupar el lugar de los mismos, llevando así sus restos mortales hasta el cementerio de la Recoleta.
Hacía solo tres años que el anciano caudillo había sido derrocado en medio de la indiferencia de propios y ajenos, llegando hasta el extremo de saquear su casa de la calle Brasil, donde esperaban encontrar riquezas, y solo hallaron entre otras modestas pertenencias una cama de hierro de hospital; existen fotos vergonzosas de tamaña canallada.
Como dijo el ex presidente Perón durante su exilio, con esa resignación criolla legendaria: "Ya vendrán los que me harán bueno..."
Creo que en última instancia todos los que esperan frente al Congreso para rendir su homenaje al ex presidente y los que sin estar ahí igual nos sentimos dolidos por su partida, advertimos ahora al compararlo con los que le sucedieron, su valor moral pese a sus humanos errores. Por eso el sentimiento de muchos en esta hora se antepone a aquellos, porque en última instancia su muerte -esa gran igualadora de todos los seres humanos- no podrá ocultarlos pero si resaltar también sus virtudes, que no fueron pocas, máxime en épocas donde las mismas no abundan en la política...
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