Si uno atiende a las noticias de cabecera, sacará la conclusión siguiente: España está en efervescencia. Veamos algunos temas que están sobre el tapete.
El paro se ha disparado, unos tres millones, un 17%, igual para hombres y mujeres; hay voces que aseguran que la caja de la Seguridad Social se quedará sin dinero el año que viene. Parece que hay reservas, porque aunque es la principal preocupación de la gente, aún no se nota en la calle y los sindicatos están muy calladitos. Aunque señales extrañas hay, como que sea el partido "conservador" el que organice una manifestación por el empleo frente a un gobierno socialista, como la del fin de semana pasado en Málaga (en Andalucía se concentra casi un tercio del paro nacional).
Donde se nota la cosa es en los índices económicos, todos preocupantes, mientras los bancos siguen escatimando los créditos y sigue retraído el consumo.
Mientras, la política se enfanga en guerrillas. Está en curso la instrucción de un posible caso de corrupción por sobornos y malversaciones de cargos del Partido Popular, después de un feo asunto de espionaje entre facciones del mismo partido. Como remate, hace un par de semanas el juez instructor, el máximo exponente de los llamados "jueces estrella", estuvo de cacería con el Ministro de Justicia, torpeza más que notable.
Hablando de jueces, anteayer tuvo lugar la primera huelga de jueces de la historia de España. Reclaman más recursos, entre otras cosas, pues hay un evidente colapso en muchos juzgados.
No contento con tanta turbulencia, el gobierno está agitando las aguas sociales. Tiene en marcha el mecanismo para la aprobación de una "ley de plazos" del aborto -actualmente existe una despenalización de tres supuestos que ya es un coladero-; impulsa un clima de opinión pública favorable a la eutanasia, mediante los grupos de comunicación afines e iniciativas legales como la implantación de los "testamentos vitales" o la "ley de muerte digna" que elabora el gobierno andaluz, por ejemplo; mantiene el conflicto en educación con sectores sociales que demandan libertad de elección de centro y modelo educativo, igualdad en conciertos y condiciones laborales de los profesores, o que la escuela no adoctrine al margen de los valores de los padres.
En lo estrictamente político, estamos en plena campaña electoral en las autonomías gallega y vasca: en esta última, por primera vez no participa ninguna tapadera de la banda terrorista ETA, después de la ilegalización de dos nuevas versiones de Herri Batasuna: los socialistas atisban adelantar por fin a los nacionalistas del PNV. Mientras, el principal partido de la oposición se debate en luchas intestinas por la falta de liderazgo.
Por último, se percibe cierto clima de inseguridad ciudadana a causa de crímenes pasionales -ahora llamados "de género"-, mafias extranjeras y corrupción política, mezclado con una honda preocupación por el fracaso de la enseñanza media. Los inmigrantes han empezado a abandonar el barco y a volver a sus países.
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