martes, febrero 05, 2008

Super martes : ¿final o comienzo del duelo Obama - Clinton?


Queridos amigos: publico este artículo de que Carlos Salas Lind, me envió desde Dinamarca. Carlos es uno de los colaboradores permanentes de Planisferio y le agradecemos, en nombre de todos los lectores, este excelente artículo, con su análisis acerca del día de hoy -el super tuesday- sobre las elecciones en los Estados Unidos.

El super martes, fecha simbólica y mucha veces determinante para las primarias norteamericanas, podría dejar a los demócratas enfrascados en una contienda intensa y desgastadora que, al final, ayudaría a tender un manto de olvido a un periodo liderado por los republicanos, marcado por el pesimismo, bajo crecimiento, y la tragedia de la guerra.

En realidad, de agudizarse la seguidilla de ataques entre los pre-candidatos demócratas, los adversarios del gobierno de Bush, podrían, involuntariamente, terminar reforzando la opción republicana en los comicios presidenciales de noviembre de este año.

A estas alturas, queda claro que Obama no sólo está marcando la diferencia en la historia electoral de los EEUU, sino derechamente está emergiendo como una candidatura real, potenciada por el carisma e inteligencia de un candidato que está removiendo los cimientos de una sociedad predominantemente conservadora, a la hora de elegir sus liderazgos.

Sin embargo, la competencia entre la genialidad de Obama y el probado liderazgo y capacidad de relacionarse con el poder de Hillary Clinton, es demasiado intensa como para evitar daños colaterales que pueden ser fatales para la percepción que el electorado se forme, de la capacidad del partido demócrata de sacar al país del estado de profunda desazón en que se encuentra.

El tono conciliador que primó en el último debate entre Clinton y Obama, debe, por lo tanto, entenderse como un cambio y tregua necesaria, si ambos candidatos no desean terminar realizando ellos mismos el trabajo sucio que, naturalmente, le corresponde hacer a los del bando contrario.

En todo este juego de estrategias comunicacionales, lo cierto es que los demócratas proclives a la senadora Clinton, han sido sorprendidos por la capacidad de Obama de transformar en posible, lo que para muchos no pasaba de ser un proyecto audaz, pero futurista.

Ciertamente, no es la primera vez que un candidato de descendencia afroamericana se atreve a desafiar lo predecible. Dentro de las filas demócratas, el activista negro Jesse Jackson probó la misma suerte en la década de los ochenta.

Esa vez, en plena guerra fría, su postura radical no dejó de ser un tímido voto de protesta que en el fondo, no podía reflejar un cambio sustancial en la forma en que la sociedad norteamericana se ha relacionado con la democracia.

En cambio, Obama no sólo sabe exponer lo que los críticos de la política de los republicanos desean escuchar, sino también aquellos que, aún compartiendo muchos de los valores que éstos representan, no cierran la puerta a un liderazgo atípico, inspirador, pero responsable.

Esa es la carta más importante de Obama, la capacidad de innovar y movilizar, sin crear anticuerpos en el electorado.

No obstante, la irrupción de Obama también presenta una debilidad evidente frente a las actuales circunstancias.

El escuálido crecimiento económico que EEUU ha experimentado durante todo el periodo de Bush, tiene a muchos norteamericanos apostando su estabilidad laboral y económica a una urgente reactivación y recuperación de la confianza en el liderazgo norteamericano.

En este punto fundamental, la candidata demócrata, e incluso su rival republicano, John Mc Cain, disponen de un sólido pérfil basado en la experiencia y capacidad de crear grandes consensos en un clima de negociaciones adverso y tenso.

El advenimiento de un periodo caracterizado por una oportuna bonanza económica, y por el respeto a la política exterior norteamericana durante la presidencia de Bill Clinton, es una competencia que Hillary, esposa y gran protagonista de su gobierno, naturalmente hereda.

Al final, no sería ilógico que estas consideraciones terminaran siendo decisivas para la suerte de Obama el martes.

No tanto porque EEUU, quizás, no pueda estar preparado para un presidente negro (o mulato para ser más preciso) ni menos por una falta de capacidad no comprobada de Obama en estos temas, sino más bien por las circunstancias de hoy, por las prioridades que se han creado en el largo y difícil periodo de Bush.


1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí me gustaría un gobierno en USA con los dos, Obama y Clinton, aunque no tengo una preferencia clara por ninguno sobre el otro.