sábado, febrero 09, 2008

Aclaraciones para el artículo anterior

Las grandes diferencias que existen entre la visión del hombre y la sociedad de la doctrina católica y del socialismo actual español están en la base de la disputa y parecen irreconciliables. Otra cosa es que ambas visiones se plantearan en términos de diálogo y mutuo respeto, cosa que no está sucediendo.

Los socialistas y sus aliados han aprobado estos cuatro año un conjunto de leyes que ahondan estas diferencias: el matrimonio entre personas del mismo sexo, el divorcio sin causa ni plazo, la enseñanza con gruesos elementos de falta de libertad y una asignatura ideológica, la investigación con embriones humanos, la ampliación de los estatutos de autonomía. A lo que añaden una actitud de fomento de un clima de moral sexual relajado, del homosexualismo, el laicismo y la eutanasia, y un decidido esfuerzo de llegar a la paz mediante el diálogo con los terroristas.

Naturalmente, a estas leyes y políticas se han opuesto las entidades civiles, profesionales y políticas correspondientes; los obispos se han implicado en grados diversos, según los casos, con apoyo y presencia -notable a veces- en manifestaciones multitudinarias en la calle, con documentos y declaraciones, etc.

Últimamente, el Gobierno se ha sentido incómodo por las actuaciones judiciales contra clínicas abortistas donde se practicaban abortos ilegales, cuestión destapada por activistas provida que ha devuelto al aborto al debate, cuando era una práctica libre y silenciada.

La gota que ha rebasado el vaso ha sido el acto por la familia cristiana del 30 de diciembre pasado, directamente convocado por los obispos, al que el PSOE ha respondido de malos modos y con el documento "Las cosas en su sitio". A esto se ha añadido la Nota ante las elecciones.

Por un lado el PSOE siente el agravio comparativo respecto del PP, que gobernó durante 8 años sin protestas de los obispos, cuando no movió ni un dedo contra el aborto ilegal, dialogó con los terroristas, abrió la puerta a la clonación y apoyó la invasión de Irak (en esto conviene recordar la oposición frontal del Papa a la guerra). Por otro, reacciona con amenazas, como las de cambiar el status jurídico de relaciones con la Iglesia, retirar la financiación por vía estatal o profundizar en el laicismo.

Aspavientos electoralistas a parte, lo que más ha molestado al PSOE ha sido la pretensión de la CEE de hablar desde el denominador común de la moral fundada en la recta razón, y no desde los criterios de la moral católica. Es este el verdadero debate, en mi opinión, y pienso que la Iglesia hace muy bien en defender la racionalidad de sus propuestas –y de su doctrina, en consecuencia-, y que los socialistas se equivocan al pretender que sólo sus posturas son razonables –de hecho, no sólo la CEE discrepa de ellas-. Pero esto ya entra en el terreno de mis opiniones personales.

4 comentarios:

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

Spain is different, ya saben. Respecto a lo de las autonomías hay dos cosas:
1. La defensa que hace la Iglesia de la unidad de España, por aquello de la solidaridad y por el acervo común, católico en gran medida. De todas formas hay mucho que discutir aquí, es difícil pensar que un separatista no pueda ser por eso un buen católico.
2. Más importante: en algunos de los estatutos de autonomía reformados hay cláusulas que empeoran -para los obispos- lo relacionado con el matrimonio, la educación, el aborto, la eutanasia, etc., más allá de la ley general y -según muchos- de la Constitución.

Anónimo dijo...

Estoy en contra de la ampliación de los estatutos de autonomía, pero eso no quiere decir que piense que sean cosa de la Iglesia, ni mucho menos la unidad de ningún país.

Marta: No es volver al pasado: es que el pasado no avanzó un ápice en España en casi ochenta años.

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

En España estamos muy descentralizados, en mi opinión, más descentralizados que nadie, porque cuando nos ponemos, nos ponemos.
Nos ponemos y llegamos al absurdo de que desconocemos nuestra Historia común -o lo que es peor, conocemos sólo la Leyenda Negra-, y estudiamos el chotis y el cocido madrileño en la Comunidad de Madrid, por poner un ejemplo, porque esto no es sólo cosa de Cataluña o el País Vasco, que esto es ya un mal de todos.

Anónimo dijo...

Siempre hemos tenido una querencia especial por los reinos de taifas ;-<