miércoles, junio 15, 2011

15M ¿Cómo funcionan los movimientos sociales del siglo XXI?


La foto es de Wikimedia La agradecemos a OsvaldoGago Su autor señaló como fecha el 18 de mayo de 2010, pero yo creo que se equivocó en el año.

El artículo que copio a continuación, se lo agradecemos enormemente a nuestro amigo Carlos González Martínez. Muchísimas gracias estimado Carlos, en nombre de todos los lectores de Planisferio.


Desde que el pasado 15 de mayo un grupo de ciudadanos acampara en la madrileña Puerta del Sol exigiendo reformas en el sistema democrática español, todo ha transcurrido muy deprisa. Para los que hemos tratado de comprender el fenómeno y escribir sobre él en nuestros respectivos blogs, el tiempo ha sido insuficiente. Cada artículo recién escrito se veía pronto superado por los sucesos de la calle.

Además, al margen del ritmo desenfrenado de los acontecimientos, parece evidente que aún no estamos en situación de comprender en toda su profundidad la repercusión del un movimiento como el 15M. Todavía no ha llegado el tiempo de echar cuentas y sacar las consecuencias oportunas, entre otras cosas porque la protesta continua activa y en constante metamorfosis.

En mi opinión sólo hay una cosa clara, el modus operandi desarrollado por los Indignados españoles no es flor de un día: ha venido para quedarse. Quizás el movimiento 15M desaparezca fruto de sus propias contradicciones y de su deriva hacia las reformas más radicales. Sin embargo, nos ha legado un modo de organizar y canalizar las protestas que poco tiene que ver con los conocidos hasta ahora. Estamos ante el nacimiento de una nueva forma de organización cívica: la de la era informática.

De los Nuevos Movimientos Sociales a la Red Social.

Ha tardado en suceder aquello que muchos expertos venían augurando desde mediados de la década pasada, pero finalmente ha llegado: internet y, especialmente, las redes sociales se han convertido en un canal ideal para la protesta cívica. Una nueva generación de ciudadanos familiarizados con el funcionamiento de la red parece plantearnuevos retos a los responsables políticos y económicos.

Durante las últimas dos décadas, los Nuevos Movimientos Sociales, nombre con el que se conoce a las organizaciones surgidas a raíz de mayo de 1968, han perdido buena parte de su vigor inicial. Lejos del ámbito que les era propio, el de la protesta, han pasado a integrarse en las instituciones y, en la mayor parte de los casos.

Esto no ha sido del todo negativo, ya que han llevado al seno de los partidos políticos y de los distintos gobiernos importantes iniciativas en campos como el feminismo, la ecología o el pacifismo. No obstante, han perdido poco a poco su dinamismo originario así como el contacto con los ciudadanos. Estos por su parte, lejos de conformarse con su aislamiento, ven con esperanza el nacimiento de un nuevo fenómeno asociado a internet: los movimientos sociales del siglo XXI.

Tres son los rasgos comunes que presentan, en los distintos países, estos movimientos. En primer lugar, como ya hemos indicado, se trata de un fenómeno asociado a las redes sociales. Las webs 2.0 les sirven de canal de protesta y de plataforma organizativa, y a partir de ahí se produce lo que denominan “tomar la calle”. Es decir, internet deja de ser un mundo aislado para convertirse en una prolongación de la vida real o viceversa.

La segunda característica común a estos movimientos es, como en toda protesta, el descontento de un sector de la población o de toda ella. De esta forma, con independencia de que en ocasiones las exigencias se centren únicamente en reformas políticas, la crisis económica que venimos padeciendo desde verano de 2007 juega un papel muy importante en este fenómeno.

Por último, sin obviar la presencia de otros grupos de edad, hemos de destacar el protagonismo de los jóvenes dentro de estos movimientos. En cierto modo es lógico que sea así, ya que la juventud suele ir asociada a este tipo de compromisos románticos. Sin embargo, en el caso de los movimientos sociales del siglo XXI hay dos elementos más que refuerzan el papel de los jóvenes: sus conocimientos en materia de redes sociales y las dificultades que tienen actualmente para encontrar su primer empleo. El primero de ellos les permite usar con soltura este nuevo canal de protesta; mientras que el segundo les conduce al descontento, clave dentro de este proceso de indignación social.

De la red social a las calles y las plazas.

Nos equivocaríamos si dijéramos que el relevo de los Nuevos Movimientos Sociales nació en España. No ha sido aquí, sino en la otra orilla del Mediterráneo.

A finales de enero un ejecutivo de Google, Wael Ghonim, convocaba una protesta a través de un grupo de Facebook llamado “Todos Somos Khaled Said”. La manifestación fue un éxito, quedando así demostrada la capacidad de convocatora de las redes sociales. Los movimientos de protesta se repitieron con nuevas convocatorias a través de internet, hasta que, finalmente, el régimen de Hosni Mubarak caía a principios de febrero.

Había nacido una nueva forma de organizar la protesta. Desde Wael Ghonim, las redes sociales pasaron a desempeñar dos tareas más: la de canal de comunicación para el malestar ciudadano, y la de plataforma para la organización de la protesta. Los dirigentes políticos y los ciudadanos de medio mundo empezaron a comprender que del anonimato de la red a la calle hay sólo un paso.

Los sucesos de Egipto marcaron el inicio de la protesta española. Es cierto que en poco se parecía el régimen de Hosni Mubarak a la democracia española de 1978. Sin embargo, los indignados españoles no pretendían exportar del país de los faraones un programa de protesta, sino su modus operandi.Es decir, la forma de organización propia de los movimientos sociales del siglo XXI.

En España, sin dejar de utilizar Facebook, se eligió Twitter como el canal de comunicación más adecuado para hacerse oír. Así, desde marzo empezaron a ser frecuentes las referencias a #democraciarealya, #nolesvotes o #jovenessinfuturo. A partir de ahí comenzó a organizarse un movimiento que, bajo el nombre “15M” ha acaparado buena parte de la atención de la opinión pública durante el último mes.

Más información: Reflexiones sobre el #15M y los movimientos sociales del siglo XXI

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