La actualidad se impone y voy a empezar por el terrorismo, ya que el miércoles pasado, 22 de marzo, la banda terrorista ETA (Euskadi Ta Askatasuna) anunció un “alto el fuego permanente”, vigente desde el viernes 24. Procuraré ser sintético, porque se trata de un asunto complejo y sobre el que se han vertido ríos de tinta, lágrimas y sangre.
ETA es un grupo terrorista que pretende la independencia del País Vasco español y francés, con ínfulas expansionistas que incluyen, entre otros, a Navarra. De ideología comunista, nace del caldo de cultivo de los años sesenta europeos, como una radicalización del nacionalismo racista del PNV (Partido Nacionalista Vasco), en el poder en la autonomía vasca desde que existe.
Durante muchísimos años gozó de una aureola romántica y de la simpatía de casi todo el mundo, porque “luchaba” contra la España de Franco, era de izquierdas, tenía la bendición de parte del catolicismo vasco (el PV era muy católico) y parecía recuperar la bandera de los derrotados en la Guerra Civil española de 1936-39. Han tenido que pasar casi cuarenta años de terror, ha tenido que morir y sufrir mucha gente, ha supuesto muchas energías políticas, policiales, judiciales, económicas, sociales y de opinión pública situar a ETA ante el mundo –España incluida- como lo que es: una banda terrorista. Todo este esfuerzo puede irse al garete de un plumazo ahora.
En 1977, con la transición al sistema democrático, hubo una amnistía total para los presos de ETA, incluidos los de sangre; estábamos absolutamente convencidos de que con los cauces políticos abiertos cesaría la violencia: “ya no era necesaria”. Pero no cesó, se hizo aún más intensa, más horrible. A las víctimas se las enterraba en secreto, por la puerta de atrás, mientras se sucedían los homenajes a los terroristas en el PV; miles de vascos tuvieron que huir de su tierra, tuve un compañero de clase en Barcelona trasladado de allí con toda su familia por amenazas, a cuyo padre asesinaron antes de que pudiera dejar las cosas resueltas para exiliarse: su delito fue negarse a pagar el “impuesto revolucionario”.
Con el gobierno socialista de Felipe González (1982-1996) las cosas empezaron a cambiar; fueron años de plomo, pero paulatinamente las víctimas fueron ganando protagonismo y Francia fue colaborando cada vez más eficazmente –su suelo es la base de operaciones de ETA-; pero los socialistas cayeron en la tentación de emplear el terrorismo de Estado, la gran chapuza de los GAL.
Con el gobierno “popular” de José Mª Aznar (1996-2004) –él mismo víctima de un atentado cuando era jefe de la oposición, del que salió con vida gracias a un milagro y al blindaje de su vehículo-, la lucha contra ETA entra en una fase de instrumentos legales y acción judicial muy decidida, en la que se debilita mucho a la banda, se desmonta su aparato logístico y su entramado económico, se combate su entorno social y político, -hasta cerrar un periódico, votar con la oposición socialista la llamada “Ley de partidos” e ilegalizar el partido político que le da cobertura en las instituciones (HB, Herri Batasuna)-, se consigue que ETA sea incluida en la lista de grupos terroristas de casi todo el mundo, y, lo más importante, se da todo el apoyo a las víctimas y se moviliza a la opinión pública.
Todo este esfuerzo puede irse al garete de un plumazo ahora.
El gobierno socialista actual, que preside José Luis Rodríguez Zapatero, parece poseído del deseo frenético de pasar a la Historia como el que logró la paz, para lo cual es de temer que intente tomar atajos, dentro del clima político general de disolución del modelo nacional de Estado que estamos padeciendo, algo que tiene que ver con el nacionalismo y que abordaré en otro artículo, pues este ya va siendo excesivo.
Ahora estamos en plena efervescencia, es verdad que existe una posibilidad de que ETA desaparezca que antes no existía, pero el “alto el fuego permanente” dice poco, los terroristas aún tienen que rendirse del todo, y el gobierno tiene que exigirlo, no negociarlo. En el enlace siguiente copio tres comunicados de prensa del FORO ERMUA y de la Asociación Justicia y Libertad; se que son una visión parcial de una cuestión muy complicada, pero es la más cercana en estos momentos a mi percepción.
Estoy dispuesto a contestar todas las preguntas y comentarios que queráis hacer.
3 comentarios:
Hola. Desde que me enteré del alto al fuego estoy esperando tu artículo al respecto.
Al parecer el alto al fuego de ETA puede ser algo muy bueno o muy malo dependiendo de lo que haga ahora el gobierno español ¿no?
Creo entender que es una buena oportunidad de acabar con el terrorismo de ETA pero también es muy peligroso porque se le puede dar demasiado a ETA (como la liberación de sus presos) sin pedir lo mínimo de regreso (como que se entregue el arsenal que tiene la organización terrorista).
¿Cómo ves?, ¿por ahí va tu preocupación? Cuéntanos más de este tema tan importante.
Yo creo que un alto el fuego no debiera satisfacer a nadie. ETA es una organizacion terrorista. Como tal la unica salida que puede tener es su exterminacion y la prision de los responsables. Como mucho pudiera pensarse en una amnistia para todos aquellos que no estuvieron invlucrados en actividades criminales de forma directa (colaboradores) si la organizacion se disuelve y entrega las armas. Como bien decis, ya tuvieron su amnistia en 1977 y siguieron luchando en contra de un gobierno que dificilmente pueda tacharse de ilegitimo (a veces incompetente, pero ...) Perdonar a criminales que ni siquiera piden perdon no beneficia a nadie. Ciertamente no es un buen precedente para el proximo grupo que tenga una demanda.
El que a hierro mata, a hierro muere. Punto y aparte.
Bien, este asunto es un verdadero campo minado. En España estamos un poco saturados informativamente, quizá por eso nos resulte difícil hacer un análisis claro.
Trataré de escribir una nota -que da más espacio que un comentario-, con una perspectiva más personal que de "reportero"... pronto.
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