Por Jide Martins
En contraste con el tipo de noticias sobre África al que el lector occidental está sometido por el imperio mediático que él mismo ha creado, no todo sale mal en el retrasado Continente.
Es cierto que hay abundantes noticias preocupantes: líderes apegados al poder que amañan las elecciones a su gusto, secuestros de extranjeros empleados por las petrolíferas, asaltos a los oleoductos por los gansters del petróleo con las consiguientes explosiones y muertes de inocentes, escasez de gasolina en el país productor del crudo y, últimamente, se han añadido noticias de secuestros de niños de familias ligadas con las multinacionales como medio para obtener inmediatos y jugosos rescates.
Es cierto que hay abundantes noticias preocupantes: líderes apegados al poder que amañan las elecciones a su gusto, secuestros de extranjeros empleados por las petrolíferas, asaltos a los oleoductos por los gansters del petróleo con las consiguientes explosiones y muertes de inocentes, escasez de gasolina en el país productor del crudo y, últimamente, se han añadido noticias de secuestros de niños de familias ligadas con las multinacionales como medio para obtener inmediatos y jugosos rescates.
Pero también se dan noticias esperanzadoras que sin embargo no encuentran eco en los mediaos occidentales. Un buen ejemplo lo constituye el caso del Gobernador del estado de Ananbra, Peter Obi, que lleva más de cinco años luchando por sus violados derechos y que acaba de conseguir la victoria del tribunal supremo de justicia, frente a los poderosos políticos y sus atropellos.
Es bien sabido que las elecciones en Nigeria están todavía controladas por el partido en el gobierno a través de sus órganos; la comisión electoral “independiente”, la policía y si se necesita el ejército. Desde 2003 Peter Obi está reclamando sus derechos por vía judicial. Ese año la comisión electoral dio la victoria al candidato del partido en el gobierno, en un fraude electoral sin precedentes. Obi, abogado y católico practicante, decidió no organizar manifestaciones ni violencia alguna. Fue a los tribunales y perseveró cuando encontró todo tipo de obstáculos a su petición, incluso cuando parecía que su caso no iba a ser oído con justicia. Consiguió el veredicto a su favor casi al final del mandato electoral de cuatro años. Una vez instalado como gobernador el Presidente logró a través de sus caciques en el estado deponerlo.
En las pasadas elecciones de abril, el candidato del partido en el gobierno, amigo del Presidente y notoriamente corrupto se presentó a las elecciones con una impresionante campaña mediática. La comisión electoral no permitió a Obi ni siquiera presentarse y dio la victoria al corrupto político amigo del presidente. Se instaló como gobernador con toda pompa, pero no duró más de un mes. El tribunal supremo dio la razón a Obi. Su deposición por parte de las manipulaciones presidenciales fue declarada anti-constitucional y nula. Obi es hoy el gobernador legítimo en el estado de Anambra.
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