La situación en Nigeria es crucial, las elecciones pueden suponer un gran cambio... o seguir todo más o menos igual. Nos lo cuenta Jide Martins desde el ojo del huracán.
Tras la derrota del presidente, General Olusegun Obasanjo, a su plan de enmienda constitucional para permitirse un tercer mandato electoral, se difundieron rumores de que no habría elecciones. Un plan alternativo al tercer mandato consistiría en prolongar, por vía de emergencia, una extensión, hasta que fuesen factibles una elecciones libres.
La estratagema parece haber encontrado tanta oposición como las de la enmienda de la constitución, y el presidente ha decidido dar fondos a la comisión electoral INEC (Independent National Electoral Commission) para el registro de votantes. Parece ser pues que habrá elecciones generales en abril de este año.
De los 141 millones de habitantes del país, según un censo muy controvertido hecho el año pasado, 57 millones se han registrado para votar. Hubo apatía general al inicio, pero, poco a poco, se ha ido despertando el interés.
La apatía era comprensible. En las elecciones de 2003 para el segundo mandato del presidente: el partido en el gobierno (PDP, Peoples Democratic Party) se aseguró la victoria abrumadora con un masivo y obvio fraude que dejó a los electores boquiabiertos. Consiguió capturar mayoría aplastante en las dos cámaras, todos los gobernadores menos el de Lagos y otros dos y la mayoría de las asambleas de los 36 estados de la federación.
En algunos estados del Este del país los ciudadanos pudieron ver cómo sus urnas se sustituían por otras -las del partido en el gobierno-, dándose la paradoja de que los resultados dieran la victoria aplastante al partido, cuando los votantes habían votado masivamente al candidato de la oposición.
Pero esto es historia pasada. Ahora, el debate público de los muchos candidatos que aspiran a la presidencia ha dado un fuerte impulso al registro de votantes, hasta el punto de que se ha pasado una ley para ampliar los días al cierre del registro al expirar el periodo: tantos se querían registrar que las máquinas electrónicas de registro no daban abasto.
Estos candidatos -algunos de los cuales, como Pat Utomi, han salido del sector privado- están dando a los políticos en el gobierno un serio reto a pesar de su insignificancia en términos de poder, recursos financieros y apoyo de la maquinaria del gobierno.
La idea crucial que estos candidatos están pacientemente ofreciendo al público desde las columnas de la prensa libre y de sus mítines en los grandes centros urbanos del país es simple: La corrupción ha frenado el desarrollo y amenaza con desintegrar la frágil unidad de los diversas etnias que componen el país.
Esto no es propaganda política para capturar el poder. La corrupción afecta a toda la sociedad y está enraizada en todas las clases de gente e instituciones; pero el principal agente de la corrupción ha sido el gobierno y los políticos de la clase dirigente que se han ido turnando en el gobierno del país en las últimas décadas.
Muchos comentaristas han analizado el fenómeno. Dicen que se ha creado un monstruo que ha ido creciendo, sobre todo desde el descubrimiento del petróleo y los sucesivos golpes de estado, y que continúa en vigor en estos últimos ocho años de democracia.
Ante este análisis de las causas del mal gobierno y el subdesarrollo, el presidente se ha visto forzado a buscar un sucesor entre los políticos menos corruptos del presente régimen. Fue dificil encontrar uno, entre los muchos que se ofrecieron. Es más el presidente tuvo que imponerlo al partido en contra de otros muy ávidos por el poder en sus filas.
La convención de los delegados del partido nominó al favorito del presidente con una gran mayoría de votos, solamente después de que Obasanjo forzara a los otros candidatos, mucho más fuertes y ambiciosos, a retirar su candidatura, so pena de exponer sus prácticas corruptas.
El candidato, un musulmán moderado, actualmente gobernador del estado de Katsina, Alhaji Umar Yar' Adua, era virtualmente desconocido. Él ni siquiera había mostrado interés alguno en ser presidente del país. Su mérito es haber sido un administrador honesto de su estado (es decir, no se había hecho con fondos públicos para sus fines personales). Obasanjo ha visto en él un sucesor que, precisamente por ser hombre jóven e íntegro, será más facilmente aceptado por el electorado.
El candidato y el presidente están ahora haciendo la campaña electoral para convencer al electorado de todo el país.
Mientras tanto, su vicepresidente, Abubakar Atiku, que tenía los ojos en sucederle, al no conseguir el apoyo del presidente, ha dejado el partido y se ha cruzado al partido de la oposición. El presidente le ha acusado de corrupción y el vicepresidente ha constestado que "no tanto como él". En estos momentos no solo hay una batalla verbal de acusaciones, se han expuesto documentos que muestran tanto la corrupción del vice-presidente como la del presidente.
Obasanjo está usando una comisión creada para combatir la corrupción, la EFCC, Economic and Financial Crimes Commission, como arma para combatir al vice-presidente y, en general, a todos los que se le oponen, porque, al parecer, todos son corruptos.
La EFCC acaba de salir con una lista de 135 políticos que están haciendo campaña para ser elegidos presidente, gobernadores o miembros de las cámaras, declarándolos corruptos y no dignos de ser elegidos; a la cabeza de la lista aparece el vice-presidente. Éste ha reaccionado llevando a los tribunales al jefe de la comisión EFCC, Malam Nuhu Ribadu, por libelo.
El electorado contempla con desprecio a estos dirigentes y torna sus ojos a esos candidatos que han surgido fuera de los círculos políticos tan afectados por la corrupción.
¿Se dirige el país al caos y a la emergencia, o podrá conseguir unas elecciones libres que voten a fuera al partido del gobierno como ocurrió en Kenia hace unos años.
El partido en el gobierno ha sido calificado por Wole Soyinka, un nigerianos yoruba, premio Nobel de literatura, como un "nido de asesinos y ladrones". A muchos les parece una descripción bastante acertada. Es "vox populi" que elementos en el partido asesinaron al ministro de justicia que se quería preparar para las elecciones de 2003 y el año pasado mataron al aspirante a gobernador de Lagos, Funsho Williams. Cuando los tribunales trataron de investigar estos crímenes el gobierno hicieron su trabajo practicamente imposible. Un juez dimitió por este motivo.
La corrupción esta alcanzando límites insospechados al acercarse las elecciones. El partido en el poder tiene que invertir sumas colosales para el soborno de todo bicho viviente. Mientras tanto el candidato del partido impuesto por el presidente sigue repitiendo las ideas de Pat Utomi para ganarse al público. Es un poco indecente todo esto. Pero en fín, continuamos rezando por "Nigeria in Distress" como los obispos quieren.
Y es que poco más podemos hacer. Si lo de la democracia fuera real, se podría esperar algo del voto; pero casi nadie cree en esto. Justamente la semana pasada me dijo uno en Abuja que trabaja con el presidente "que ya tiene 31 de los 36 estados en su bolsillo". Es decir antes de las elecciones ya ha comprado los votos. Estamos pidiendo que no haya violencia. Va a ser muy interesante porque evidentemente, ¡no puede comprar a los 57 millones de votantes!
Pero hay esperanza. Los obispos católicos, que se han reunido en Abuja han pedido a todos los fieles que continúen rezando las dos plegarias compuestas por ellos hace unos años: "Prayer For Nigeria in Distress" y "Prayer Against Bribery and Corruption in Nigeria".
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