lunes, octubre 06, 2008

La 'bomba de McCain'


"A diferencia de quienes sostienen que una campaña negativa perjudica a su autor, opino que su efectividad no debe ser subestimada. En 2004, el candidato presidencial demócrata John Kerry terminó siendo víctima de rumores que pusieron en grave entredicho su honorabilidad y sus posibilidades de ser electo presidente" (por Carlos Salas Lind).



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A un mes de las elecciones presidenciales norteamericanas, todas las encuestas coinciden en confirmar el daño de grandes proporciones que ‘el colapso’ financiero asestó al candidato republicano, en los momentos en que la campaña de Obama perdía terreno y entusiasmo.

El complicado proceso de aprobación del histórico rescate económico ha ayudado a Obama a mantener el interés del electorado en el pésimo estado de la economía bajo la administración republicana de Bush. Por cierto, el equipo de campaña de los demócratas ha sabido explotar este preciado ‘obsequio electoral’, y ha dejado a McCain en una posición incómoda, con pocas opciones de revertir la percepción de muchos indecisos.

Aunque la compañera de fórmula de McCain inyectó un renovado optimismo con su buen desempeño en el debate entre los candidatos a vice-presidentes, su sorpresiva re-aparición no ha servido para estrechar las cifras. En realidad, todo indica que la superación de las expectativas que Sarah Palin logró en su duelo con el experimentado candidato a vice-presidente por los demócratas, quizás, sólo sirvió para detener un empeoramiento de McCain en las encuestas, y con esto, el final anticipado de su carrera presidencial.

Hoy, a pocas semanas de unos de los procesos electorales más emocionantes de la historia de los EEUU, el equipo de McCain entiende que el tiempo apremia. Y esta vez, a diferencia de los altibajos previos sufridos por ambos candidatos, la opinión pública se muestra claramente menos dispuesta a creer que otro republicano esté en condiciones de enmendar el rumbo.

En un escenario poco alentador, McCain tiene cada vez menos que perder. Por lo tanto, la necesidad de recurrir a una campaña negativa, y divisoria se volvería cada vez más atrayente y ‘aconsejable’.

Y las señales ya se están manifestando, a través de las duras declaraciones realizadas últimamente por la candidata a la vice-presidencia por los republicanos, Sarah Palin.

“Nuestro contrincante (Obama) asegura que él ve lo que ocurre en América, pero su visión es imperfecta, tan imperfecta que no estaría exenta de relaciones con terroristas que han estado dispuestos a atentar contra nuestro país", afirmó Palin en el Estado de Colorado.

La gobernadora de Alaska se refiere a Bill Ayers, un ex-activista de extrema izquierda que encabezó una campaña de acciones violentistas contra el Gobierno de los EEUU en la década de los 70, y quien, según algunas fuentes, habría mantenido contactos fluidos con Obama en algún momento de su carrera política. Esta intervención de Palin sólo puede interpretarse como la inauguración de una recta final tensa, más agresiva y polarizante.

El equipo de Obama ha reaccionado con prontitud, negando los hechos y denunciando el giro desesperado y de bajo nivel asumido por los republicanos.

Pero es lógico esperar que el equipo de McCain intensifique su ataque a la credibilidad de Obama, escarbando en las relaciones sociales y personales que el candidato demócrata haya establecido durante su vida y carrera política.

A diferencia de quienes sostienen que una campaña negativa perjudica a su autor, opino que su efectividad no debe ser subestimada. Lo importante debería ser la gravedad de las denuncias, las pruebas, y la credibilidad que proyectan los denunciantes. Sin embargo, la historia electoral norteamericana (y la vida cotidiana) ha demostrado que una denuncia ni siquiera requiere de pruebas para dañar la credibilidad de un adversario.

En 2004, el candidato presidencial demócrata John Kerry (contrincante del actual presidente Bush) terminó siendo víctima de rumores y denuncias que pusieron en grave entredicho su honorabilidad de soldado (y comportamiento heroico) en la Guerra de Vietnam.

Aunque estas denuncias fueron repudiadas por grandes segmentos de la sociedad (y figuras de ambos partidos) de todos modos, terminaron por socavar su credibilidad en un segmento de indecisos que pudieron ser determinantes para el resultado final.

La reiterada denuncia sobre la asociación entre Obama y un convicto hombre de negocios de Chicago (también explotado, en cierto momento, por el equipo de Hillary Clinton) podría volver a acaparar la atención de quienes buscan abortar el triunfo del primer candidato negro con posibilidades ciertas de llegar a la Casa Blanca. Demás está señalar que el cambio de estrategia republicana señaliza la seriedad de los prospectos de un triunfo de Obama en las elecciones de Noviembre.

Esta etapa es decisiva, y si Obama sobrevive a ‘las bombas’ del aparato republicano, no sólo podrá asumir la presidencia de los Estados Unidos, sino también la oportunidad de inaugurar el fin de un periodo marcado por la decadencia económica y una fuerte división política.

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