
Sin embargo, este último periodo republicano, de nueve agitados años, por reciente y por intenso está muy presente en la actualidad; a nadie escapa que socialistas, comunistas y nacionalistas –hoy en el poder- se identifican mucho más con la II República que con la Monarquía, por mucho que mayoritariamente lo disimulen.
Los nacionalistas identifican la monarquía con España, con motivo, por lo que al rechazar ésta rechazan aquélla, además de que no hay ningún nacionalismo restaurador de su reino ancestral. Socialistas y comunistas identifican socialismo con II República, el momento en que estuvieron más cerca de alcanzar un poder total y absoluto, frustrado al perder la Guerra Civil, y miran la Monarquía con recelo, puesto que fue reinstaurada por Franco (una aplicación extrema de la Ley de Memoria Histórica que está a punto de aprobarse podría provocar que se arrancase de cuajo cualquier vestigio monárquico). Por eso, en las manifestaciones de unos y otros menudean las banderas republicanas (rojo, amarillo y morado).
Se puede decir que la derecha es monárquica; aunque habría que señalar un cierto poso de desafección, por la sensación que tiene una parte de haber sido traicionados por el Rey al inclinarse demasiado hacia los socialistas. La derecha partidaria de otra línea sucesoria y la más autoritaria tampoco gustan de la monarquía reinante, pero son muy minoritarias.

El tiempo pasa, los lodos se secan; pero los polvos siguen cubriendo la era. La Monarquía y la selección nacional de fútbol son los últimos bastiones del artículo dos de la Constitución Española (el de la indisoluble unidad de la nación española), y ambos están siendo solapadamente contestados y combatidos. Veremos cuánto aguanta la inercia del pueblo llano, que aún sigue a la selección y quiere a sus reyes de una forma un tanto atávica, pero real.
Apunte del autor.
Aviso de que ahora voy a exponer una opinión personal: pienso que el Rey debería abdicar en su hijo, para que no le pase como a Carlos de Inglaterra; es un poco absurdo educar a una persona desde que nace para ser rey y que, por alargarse mucho ahora la esperanza de vida, envejezca en la antesala del trono. Llegada una edad que creo que el príncipe Felipe ya tiene, su acceso al trono y el paso de sus padres a una labor honoraria supondría añadir valor a la monarquía.