martes, mayo 05, 2009

El comienzo de una ilusión

Antecedentes

El Parlamento autonómico del País Vasco, en España, acaba de vivir un momento histórico en nuestra joven democracia. Durante los casi treinta años en los que ha habido la posibilidad de elegir a nuestros representantes en Vitoria -la capital-, siempre ha gobernado algún lehendakari -presidente, en euskera, la segunda lengua vernácula de la Comunidad Autónoma- perteneciente al Partido Nacionalista Vasco. Desde hoy y durante lo que dicte la política real, tenemos un presidente autonómico de signo socialdemócrata, Patxi (pronunciado "Pachi", diminutivo de Francisco) López.

Todo es resultado del juego democrático español, en el que no se eligen presidentes, sino parlamentarios de partidos políticos, que después de efectuada la elección se aglutinan en función de sus preferencias (ideológicas y personales) hasta conseguir la mayoría absoluta que permite gobernar de forma estable. En esta ocasión, dicho juego ha emparejado, un tanto paradójicamente, al socialdemócrata Partido Socialista de Euskadi - Euskadiko Ezkerra - Partido Socialista Obrero Español (P.S.E. - E.E. - P.S.O.E.) y al Partido Popular (P.P.). El nuevo lehendakari ha recibido el apoyo de los 38 parlamentarios de esas dos formaciones y el del parlamentario de Unión, Progreso y emocracia (U.P.yD.). Cifra mágica en el parlamento vitoriano, ya que éste se compone de 75 parlamentarios en total.

Durante los últimos diez años, el Gobierno Vasco había iniciado diversos intentos de aventurar a la Comunidad Autónoma en un viaje "fuera de España". Algo que nuestra justicia no prohibe en absoluto. Pero muchos pensamos que el que ese viaje se haya querido hacer "en compañía" o "de la mano" de los representantes políticos de la banda criminal Euskadi Ta Askatasuna (E.T.A., Euskadi y Libertad, por favor, no pensar en ellos como unos simples guerrilleros románticos, son asesinos y criminales, capaces de los peores atropellos) constituía un ultraje inentendible e inadmisible. Por otro lado, ese destino dista mucho de ser la opción elegida por una cantidad suficiente de personas como para que cualquier movimiento no fuese realizado con los apoyos de sólo una de las sensibilidades nacionales que conviven en el País Vasco. La ilegalización en España de los diferentes partidos políticos que han ido saliendo de ese mundo sin condenar la violencia etarra (la de E.T.A.) ha propiciado también un movimiento de escaños en el Parlamento Vasco del que se han beneficiado todos los demás partidos (y ninguna idea está fuera del mismo, ya que el independentismo radical y de izquierdas tiene otro partido, o coalición, Aralar, quienes sí condenan la violencia terrorista). Finalmente, la ley electoral vasca, que hace que cada una de las tres provincias (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya) aporten 25 parlamentarios a la cámara de Vitoria, pese a las enormes diferencias de población, es el tercer pilar que puede ayudar a explicar la correlación de fuerzas que ha llevado a Patxi López al sillón de mando de nuestra comunidad autónoma.


Situación actual

La expulsión del nacionalismo vasco del poder autonómico (que no del poder político, dada la enorme cantidad del mismo que atesoran los gobiernos provinciales -"diputaciones forales"- y ayuntamientos que siguen dirigiendo) ha provocado una furia desmedida contra el socialismo vasco y los "populares", que quizás haya ayudado a este resultado, cuando múltiples sondeos avisaban de que la alianza preferida por los vascos era la del P.S.E. con el P.N.V., sobre todo en el presente clima de recesión económica. La figura, demasiado decisiva en todos los aspectos, del anterior mandatario vasco, el nacionalista Juan José Ibarretxe, también se ha interpuesto. No es descabellado pensar que a medio plazo, y tras la retirada de la política que ha anunciado dicho político, y dependiendo del proceso electoral que esa decisión abre dentro de su partido, pudiera haber un acercamiento más sólido entre las dos mayores formaciones políticas del País Vasco. El P.N.V. consiguió del electorado vasco un total de 30 parlamentarios, ganando inicialmente dicho plebiscito.

En cualquier caso, todo indica que durante esta legislatura tendremos un lehendakari vasquista pero no nacionalista, de un partido que aúna las sensibilidades del progresismo autóctono y del socialismo obrero de la inmigración castellana, andaluza, extremeña, gallega,... de los años 60 y 70; que promueve la multiculturalidad, el acuerdo entre diferentes y el diálogo de todos los demócratas (por contraposición a los terroristas). Un presidente vasco que no domina el euskera, un idioma que muchos consideran apoyado de forma inflada y exagerada, pero que siendo como es el más antiguo de Europa, y salvado como ha sido de desaparecer con la represión franquista, es una riqueza irrenunciable... pero también una losa en la relación del nuevo gobierno con el influyente mundo de la cultura. Un lehendakari que ha explorado desde hace tiempo, como parte clave de su política comunicativa, las herramientas de la web social, como bien atestiguan su blog, la entrevista que concedió hace algún tiempo a este humilde bloguero, las relaciones que ha entablado con la blogosfera del lugar, así como su perfil en la popular red social Facebook, o la "Red para el Cambio" que se ha tejido a su alrededor en base a ciudadanos activistas. Una persona, por otro lado, a la que se achaca no haber acabado los estudios universitarios, o no ser él mismo quien escribe su blog, así como un uso demasiado frío e interesado de la llamada "política 2.0". Aunque quizás lo que menos se asume es que vaya a gobernar de la mano del Partido Popular, el mejor ejemplo del nacionalismo español, y el partido que más insultos ha dedicado durante la pasada legislatura tanto al nacionalismo vasco -moderado o no- como al socialismo -vasquista o no. Como se suele decir, la política siempre hace extraños compañeros de cama.


Futuro

¿Y qué hay de la realidad? Sin duda ésta viene enmarcada en la recesión mundial, y más concretamente en la española. Sin embargo, las acertadas políticas de vivienda llevadas a cabo por Ezker Batua (Izquierda Unida en el País Vasco, los comunistas, verdes y otras sensibilidades similares) durante las pasadas legislaturas de alianza con el P.N.V., así como un tejido empresarial muy tupido y la intensa relación del sector privado y el público, a través de subvenciones y personas, han conseguido retrasar la llegada de la crisis, aunque hay dudas referentes a los números que presentaba el ejecutivo saliente al respecto. Pero la falta del componente "construcción" en dicha crisis sin duda augura una entrada más suave en la misma. Lo mismo que la total dependencia del sector económico vasco de las exportaciones al resto de España y Europa augura una recesión devastadora. López ya ha anunciado 3000 millones de euros adicionales de deuda que asumiremos para atemperar los efectos de la recesión.

Dejar para el final lo que hasta hace no tanto era el principal problema para los vascos, el terrorismo etarra, no indica falta de interés por parte del nuevo gobierno vasco (al revés: P.S.E. y P.P. son los únicos partidos todos cuyos cargos públicos están amenazados de muerte por E.T.A., debiendo pagar el Estado sumas increíbles en seguridad privada para su protección), sino que los éxitos policiales, sobre todo en Francia, sin cuya inestimable colaboración no habrían caído los tres últimos jefes de la banda armada, han debilitado de tal manera a E.T.A. -junto con el fortalecimiento electoral de Aralar, la alternativa democrática para los separatistas comunistas vascos- que su importancia en la sociedad vasca ha decaído hasta el punto de que durante la pasada campaña electoral no fue tema, siquiera, de lucha partidista. Pese a ello, las amenazas y el tener que pasar a convivir continua y constantemente con un equipo de escoltas, tanto uno mismo como la familia, han hecho que la ambición de López de incluir en su gobierno a un buen número de "independientes" cercanos al nacionalismo vasco como muestra de buena voluntad, no se haya podido llevar a cabo en plenitud, aunque la composición de su equipo se conocerá después de su juramento o promesa como lehendakari.

Un ritual que va a cambiar para evitar las referencias a Dios, algo que también ha molestado profundamente en el nacionalismo vasco, que no en vano se autodenomina "jeltzale": seguidor ("zale") de JELZ: "Jainko eta Lege Zaharra": Dios y la Ley Vieja, esto es: el Antiguo Régimen.